Michel y mi hermano habían subido a su habitación, por lo que aproveche para hablar con mis padres que estaban en la cocina preparando la comida.-¿Por qué no me avisasteis?- dije elevando la voz mientras entraba a la cocina- ¿Enserio era tan difícil decirme "Laura nos vamos a por un desconocido que va a pasar casi un año aquí, adiós"?
-Laura no te enfades, tampoco es para tanto, además tu hermano estuvo en su casa hace poco y por lo que nos conto es un chico muy majo- dijo mi padre mientras removía la ensalada- esto ya está- dijo colocando la ensalada en la mesa- Por favor, ¿puedes subir a la habitación de tu hermano sin enfadarte y decirles que bajen a comer?
-Aggg, ya voy- dije saliendo de la cocina y subiendo las escaleras para dirigirme a la habitación de mi hermano- Mario- grite mientras llamaba a su puerta y dos segundo después me abrió la puerta.
-Ya, deja de gritar. ¿Qué quieres?
-Hay que bajar a comer - dije dándome media vuelta y bajando a la cocina donde la mesa ya estaba puesta y dos minutos después aparecieron mi hermano y Michael.
Durante la comida estuvieron hablando todos menos yo, solo le hacían preguntas a Michael y hablaban sobre él, no llevaba ni un día aquí y ya estaba harta de él. Comí totalmente en silencio, no quería hablar y aunque sonara raro quería que se acabara ya el día ya que dentro de dos días empezábamos las clases y necesitaba ya ver a mis amigas, Sara y Marta y a mi novio, Logan. En cuanto acabamos de comer recogí rápidamente la mesa y subí a mi habitación, una vez allí solo hice una cosa, me puse mis auriculares y subí el volumen a tope, cuando me quise dar cuenta me había quedado dormida.
Todo estaba oscuro, no se veía nada, no se oía nada salvo mi respiración agitada. No sabía dónde estaba y tampoco sabía si había alguien más allí, en aquella enorme oscuridad. El corazón se me paro cuando oí un ruido, parecían los pasos de unas botas, eran pesados y la persona que los hiciera iba arrastrando los pies. El corazón se me paro de verdad cuando una luz ilumino la cara de Michael. Intente decir algo e incluso intente moverme, pero nada funciono. Mi cuerpo no se movía y mi boca no articulaba palabra. No sé cómo pero cuando me quise dar cuenta Michael estaba a punto de besarme.
Me desperté con la respiración agitada, ¿en serio había soñado que Michael me besaba?, la verdad es que ahora me había quedado con las ganas de besarle, espera, ¿yo he pensado eso?, Laura despierta, es un tío cualquiera, además tienes novio.
Me levante la cama y me dirigí al baño para lavarme la cara y quitarme de la cabeza mis pensamientos sobre Michael, debía de ser bastante tarde ya que el sol había desaparecido por completo y no se oía nada en toda la casa por lo que decidí volver a acostarme y dormir el resto de la noche.
Al día siguiente me desperté bastante pronto y por suerte no había vuelto a tener más sueños con Michael. Baje a la cocina y todavía no había bajado nadie a desayunar pero me encontré una nota de mi madre en la mesa del salón donde ponía que ella y mi padre se tenían que ir unas dos semanas a Alemania a cerrar varios negocios de la empresa pero que nos habían dejado suficiente dinero como para poder sobrevivir dos semanas ¡Genial!, no me valía con tener a Michael en casa como para que ahora me dejen solo con él y mi hermano, se podría decir que serán dos semanas muy interesantes.
Igualmente ya me había imaginado que tarde o temprano se volverían a ir de viaje con la empresa ya que suelen viajar bastante y a veces durante periodos de tiempo bastante largos, pero ahora no me quería preocupar con el tema de tener que soportar a mi hermano y a Michael durante dos semanas, tenía que ducharme y vestirme ya que había quedado con Sara y Marta en la puerta del metro de la puerta del Sol en casi una hora así que subí rápidamente a mi habitación para ducharme y vestirme.
Media hora después ya estaba lista, tampoco me gustaba arreglarme tanto por lo que solo me puse unos vaqueros, un jersey, mis botas favoritas y un pañuelo. Baje a la cocina, ya que pensaba que mi hermano y Michael ya se habían levantado, pero me equivocaba, así que cogí una manzana ya que no me daba tiempo a desayunar, mi bolso, las llaves, salí de casa paje hasta el portal y me dirigí al metro. Como vivía en un dúplex ya estaba un poco harta de las escaleras ya que tenía que bajar también hasta el portal andando y además no había ascensor. Como de la parada que había al lado de mi casa a Sol había unas ocho paradas me puse los cascos y empecé a escuchar música.
Unos quince minutos después estaba allí, pero como siempre la puerta del Sol estaba llena de gente, por lo que me costó encontrar a Marta y a Sara, y después de estar unos diez minutos diciéndonos todo lo que nos habíamos echado de menos y dándonos abrazos nos fuimos de compras por el centro durante unas dos horas y a comer. Después de pasar casi toda la mañana y la parte de la tarde nos despedimos ya que tenían que volver ya a casa.
Todo iba bien mientras volvía a casa hasta que me encontré la peor escena del mundo. Logan, mi novio, se estaba besando con una chica.
-Pensaba que hoy no podías salir porque tenías entrenamiento- dije parándome al lado suya.-Laura... yo... lo siento esto a sido un error, por favor no te enfades- dijo separándose de la chica e intentando acercarse a mi y besarme.
-No me toques- dije apartando me de el- esto sé ha acabado- dije antes de darme media vuelta y dirigirme a mi casa con lágrimas en los ojos.
Cuando entre en casa me encontré en el salón a Michael, a mi hermano y sus amigos, Diego y Carlos, que como siempre estaban jugando como tontos a la Play Station, así que subí a mi habitación sin que se enteraran.
Narra Michael
Cuando me desperté Mario seguía durmiendo profundamente en la cama de al lado por lo que decidí bajar a desayunar yo solo sin molestarle. Pensé que abajo estarían Laura y sus padres desayunando, pero no había rastro de nadie en toda la casa salvo de Mario que seguía durmiendo como una marmota en su cama, así que decidí prepararme algo para almorzar.
Cuando había pasado como una media hora desde que me había levantado apareció Mario por la puerta de la cocina con todavía cara de dormido.
-Luego vendrán mis amigos.
-¿Los que me presentaste ayer?- pregunte refiriéndome a los chicos que nos habíamos encontrado ayer por la tarde cuando fuimos a dar una vuelta por Madrid.
-Si. ¿Te cayeron bien?- pregunto preparándose un bol de cereales.
-Si, ayer me lo pase muy bien con ellos.
El resto de la mañana paso tranquila hasta que Diego y Carlos llegaron y pedimos unas pizzas y en cuanto nos las acabamos nos pusimos a jugar a la Play Station. Una hora después oí la puerta y vi a Laura pasar por el salón y subir rápidamente hacia su habitación, cosa que me pareció rara. Al parecer nadie se había dado cuenta de que había llegado así que les dije que iba al baño pero realmente me dirigí a la habitación de Laura.
Cuando entré no había nadie así que supuse que estaría en el baño y no la quería molestar, pero cuando salí de su habitación vi una puerta medio abierta. Creo que Mario no me había enseñado que era así que la abrí del todo y me encontré unas escaleras. Sin pensármelo dos veces las subí y llegue a una especie de azotea. Las vistas desde ahí arriba eran impresionantes y más con el sol escondiéndose. Estaba concentrado en las vistas hasta que oí a alguien que parecía que estaba llorando, mire al rededor y encontré detrás de un par de muebles viejos llorando a Laura, que en cuanto notó mi presencia me miro.
-Michael, ¿que haces aquí?