Fuego que arde, no quema

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Los palos y las piedras no rompen huesos, pero las palabras pueden evaporar a un millón de almas

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Los palos y las piedras no rompen huesos, pero las palabras pueden evaporar a un millón de almas.

Esas palabras no me apagan.

Soy mi propio trueno y relámpago que tiembla a través de un mar de suaves amarillos y rojos.

Ese mar no me ahoga.

Heme aquí, ahora, magia besando la punta de mis dedos porque no vivo ni muero. Sobrevivo.

Porque fuego que arde, no quema. Y seré esa magia que encienda la vela, para nunca apagarla.

Cuerpofino y el arte de lo sensibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora