¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
De repente estamos aquí, de nuevo, porque extrañamos esos viejos tiempos de oro. La época de risas dulces, veranos largos y juegos cálidos. Nosotros, sin miedo a gastar nuestro tiempo en esconder quienes éramos porque no conocíamos crueldad, avaricia, miseria y dolor. Y no sabíamos, por supuesto, que la arena del reloj se estaba desmoronando bajo nuestras narices.
Tan solo niños siendo niños, ¿cuándo fue que dejamos de serlo?