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Título: Gracias, Shoto.

— Kora. . .–

La chica bajó corriendo las escaleras hasta llegar enfrente del chico, este se quedó quito observandola al igual que ella a él.

— ¿De verdad te acuerdas? – volvió a susurrar el rubio mientras veía los ojos esmeralda de la chica cristalizarse por la emoción.  Acto seguido, le abrazó.

— ¡Claro que te recuerdo! – el rubio la agarró con fuerza aferrándose a ella mientras empezaba a dar vueltas.

Ambos siguieron abrazado hasta que se separaron, la joven secó sus lagrimas y estiró la carta.

— Aquél final de verano no pude dártela puesto que mi padre murió y fue su funeral. . . Lamento tanto no haber podido ir a despedirme. . . De verdad quería. – el joven agarró la carta y la guardó en su bolsillo, ya tendría tiempo para leerla más tarde. Ahora la tenía enfrente.

— Kora, no pasa nada. . . Ahora por fin estamos juntos – el rubio sonrió con ternura haciendo sentir el corazón de la nombrada desfallecer.

— Kora – saltó una voz entre todas, esa voz provenía de encima de las escaleras.

— Oh ¡Shoto! – la joven se separó con alegría para agarrar su brazo y acercarlo al rubio — Mira, es el chico del verano – hablaba con entusiasmo la joven.

Ambos chicos se examinaron de arriba hacia abajo terminando fulminandose con la mirada.

— Buenas, mi nombre es Shoto. Compañero de Kora – rompió el silencio el bicolor.

— Denki, Kaminari Denki – le estrechó la mano de la forma más ruda que podía.

— Kora, tenemos que ir a despedir a la gente – se giró viendo a la chica aún agarrada a su brazo cual koala.

— ¿Enserio? ¿Ahora? – la pequeña de ojos verdes dio un soplido y se separó de su compañero volviendo a mirar al rubio el cual, la miraba con una pena que parecía un cachorrito.

— Kaminari ¿tienes el resto de la noche libre? – preguntó con una sonrisa de oreja a oreja, pero al ver cómo el otro se sonrojaba mientras la miraba reaccionó. — ¿Estás bien? Que si estás ocupado no pasa nada – el rubio saltó y le agarró de las dos manos poniendo las frente a su rostro.

— ¡Por ti tendría todas las noches del mundo! – gritó eufórico.

— No grites – le dijo frunciendo el ceño, al ver la rápido disculpa del rubio no pudo evitar reír. — Vale pues te veo a las 11 en la entrada de la Ópera – la joven se despidió y fue junto a su compañero los cuales subieron las escaleras bajo la atenta mirada de Denki.

— Cierra la boca que se te cae la baba – ordenó el rubio ceniza dándole un golpe en la barbilla.

— Al final te ha salido bien la jugada – saltó el azabache por detrás.

— Quiere salir conmigo. . . ¡Quiere salir conmigo! – el rubio dio un pequeño corto circuito mientras saltaba.

— ¡Hey! ¡estate quieto! – ordenó el rojo teñido.

* * *

— Gracias por su visita. . . Gracias por su visita – decía la joven mientras le daba la mano a varias personas despidiéndose.

— Gracias por su-- – la joven se quedó en silencio al notar la fría mano de alguien, levantó la cabeza viendo a una persona más alta que ella con diferencia, pues pálida y deshidratada, su rostro estaba tapado pero su largo cabello escapaba de su sombrero.

Ambos se quedaron en silencio mirándose hasta que la joven empezó a sentir una gran fuerza en su mano haciéndole daño.

— Deberías darme las gracias. . . Es tu deber, cariño – la voz era ronca y áspera, era como una lija para sus oidos.

— G-gracias por su visita – dijo intentando no quejarse del dolor.

— No deberías de salir hoy de la Ópera – soltó su mano y volvió a perderse entre la multitud.

La joven miró su mano, había una gran marca roja alrededor de la palma.

— Kora ¿Quien era ese hombre? – la joven no pudo responder por el miedo y por los gritos que hubieron después de que apagaran la luz.

La joven ante el pánico y los gritos no pudo hacer nada más que esperar a que  arreglaran la luz.

— Kora – la nombrada no pudo responder a la llamada ya que fue agarrada y amordazada haciendo que se sentara en el suelo pero había algo que hacía el sonido más sordo. La joven solo sentía una respiración en su espalda mientras recibía un suave aroma que nunca había olido pero que le transmitía paz y calma. . .

Las luces se encendieron y la joven pudo ver el delantal blanco de las mesas ¿se había metido debajo de una mesa? Un fuerte suspiro fue notorio en su oído haciendo que se sobresaltara.

— Hey, Hey, Tranquila soy yo – se dio la vuelta viendo la cercanía de ambos rostros ¿Todoroki?

— ¿¡Todoroki?! – tras estas palabras de la joven un agudo grito se hizo presente fuera.

El nombrado anteriormente salió primero de debajo de la mesa extendiéndo la mano hacia la joven la cual aceptó y salió, una vez fuera todo lo que se oían eran gritos. Al mirar hacia ese lado se pudo ver un pequeño cuerpo lila colgado de una cuerda la cual se sujetaba en la lámpara.

— ¿M-mineta? – nuestra protagonista se echó las manos a la boca horrorizada mientras sentía sus piernas temblar y sus ojos cristalizarse, sin embargo una mano agarró su cabeza estampando la contra el pecho de Todoroki el cual evitaba que la joven mirara más, sin embargo, por muy seguro que se veía al estar pegada en su corazón se dio cuenta de lo acelerado que estaba.

La jóven echó en llanto sabiendo que nadie la vería salvo él. . .

¿Por qué hoy?

La policía y la ambulancia llegaron en muy poco tiempo llevándose el cuerpo, tal interrogar a casi todas las personas que se encontraban en la Ópera Kora no dio testimonio del hombre que vio, sentía que era algo innecesario.

— Hey Hola, te traje chocolate caliente – habló el bicolor mientras le entregaba la taza con el chocolate.

— Gracias por todo Shoto – la joven dio un sorbo mientras su mirada se perdía entre las baldosas de la acera. Ambos se quedaron en silencio, simplemente uno al lado de otro.

— Shoto. . . ¿Podrias acompañarme hoy a mi casa? ‐ preguntó con algo de timidez.

— Claro pero ¿Y Kaminari-kun? – la joven negó con la cabeza.

— Le diré que hoy no, han pasado muchas cosas. . . – el albino no dijo nada más y solo puso su mano encima de la cabeza de la joven intentando que se sintiera segura.

— Gracias, Shoto. . .

❍光┆𝐄𝐥 𝐅𝐚𝐧𝐭𝐚𝐬𝐦𝐚 𝐃𝐞 𝐋𝐚 𝐎𝐩𝐞𝐫𝐚. ;; bnha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora