─ Kim _____, una joven Veterinaria, tiene dos maravillosos Padres y un Hermano menor. Su vida cambio al encontrar un conejito color chocolate de ojos oscuros, decidió quedarselo, quien diría que, ese conejito, era un humano.
⇢Ni copias ni adaptacion...
Estaba tranquilamente durmiendo pero suena mi despertador para ir a trabajar, di un suspiro y estiré mi brazo para apagar la alarma, iba a levantarme pero sentí unos brazos rodear mi cintura.
Jungkook...
Al darme vuelta, ahí lo ví dormir, tenía su boca abierta y eso lo hacía ver muy tierno, sonreí ante eso, me acomode mejor en la cama para poder verlo mejor. Esto es extraño, a pesar de saber muy poco de el, de ser un híbrido y además ser mayor que yo, no me siento incómoda, no me costó para nada adaptarme a el, es algo que con Felíx no me pasó, siento que con Jungkook, es diferente.
Totalmente diferente, y eso me gusta.
—JungKook...
El se talla los ojos y se sienta en la cama pero aún con los ojos cerrados.
—¿Vas a desayunar conmigo?.
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—¿Seguro?, Puedes seguir durmiendo si quieres...
—Nono.—bozteza— Ahora bajo...
—sonreí— Está bien, lávate la cara antes de bajar, no quiero que te caigas.
Estaba por salir de la cama pero siento como Jungkook me agarra del brazo abrazándome, me quedé en shock por un momento.
—Enserio ____.... Gracias.
Sonreí leve y voltee a ver a Jungkook, le acaricie su cabello.
—Ya te lo dije, no agradezcas.—por impulsó lo abracé.
El pareció sorprenderce, iba a separarme por eso pero al parecer se dió cuenta y me abrazo igual, no se, vuelvo a decir que es extraño que cuando lo abrazo me siento bien.
Él me hace sentir bien.
—____, es mejor que vallas a hacer el desayuno, se te hará tarde...
—me separé— Tienes razón, haz lo que te dije, ¿Bien?.—el asiente y sonrió— Bien.
Me levanté de la cama y salí de la habitación para ir hasta la cocina, corte rodajas de pan para poder hacer tostadas, saqué Nutella y la leche de plátano, los puse todo en la mesa, mientras sacaba las tostadas ví bajar a Jungkook y sentarse en la silla.
—¿Trabajas hasta tarde hoy?.
—No, hoy saldré temprano, capas a las cinco ya esté devuelta.—conteste sacando dos vasos y poniéndolos en la mesa.
—¿Hoy podemos salir?.
Me senté en la silla y lo miré.
—Claro, ¿Pero a dónde?.... ¡Ya sé! Hay que comprarte ropa.—dije sirviendo la leche en los vasos.
