Ella lo miraba todos los días.
Aveces, lo sorprendía mirándola a ella. Un leve cruze de miradas.
Sus ojos decían algo que las palabras no podían explicar.
Todo en su ser le decía que hablara con el. Que el no seria como los demás. Que se volverían amigos y se contarian hasta el mas mínimo detalle de cada uno.
El actuaba indiferente. La miraba, mas no actuaba. El se rodeaba de almas vivas que parecían fastidiarle. Ella sabía que el ocultaba algo.
Una mañana cualquiera, la chica dispuesta ya a confesar el dichoso amor por el joven, el autobús de su escuela se estrella destrozándolo todo a pedazos. Muchos mueren. Mas la joven seguía peleando.
El coma le vino dejándola entre en medio de dos mundos. Ella no deseaba nada , no deseaba vivir, no deseaba morir. Simplemente estaba atascada entre la bruma confusa y fría.
Sus ojos dificultosamente se abrieron y parpadeando fuertemente a causa de la luz y giro su cabeza lentamente.
El se encontraba sentado a su lado. Mirando una hoja blanca y mugrienta que se arrugaba en sus manos mientras le pasaba el dedo tan delicadamente que parecía como si se tratase de un magnífico tesoro. El ya no lucia feliz. Estaba pálido y su cabello había desaparecido. Recorrió su cuerpo y miro la bata de hospital en el. Un montón de tubos y cables de plástico salían y se juntaban desde sus venas hasta una bolsa transparente. Sus labios eran de un color blanco ...casi trasparente. Se podían ver las perlas de sudor en su cara y las grandes manchas negras debajo de los ojos.
Petrificada apretó los ojos para hacer desaparecer la viva imajen de el en esa manera. La garganta le ardía y sus labios estaban secos.
Se inclino un poco y dislumbro a su madre dormida en un sofá café enfrente de ella. Lucia mas cansada. Su cabello lo traía despeinado y el maquillaje escurrido como si no se lo hubiera quitado en un buen tiempo.
El joven se percato de el movimiento y se levanto pesadamente de la cama. Sus ojos se hicieron aun mas grandes y ella miro la típica sonrisa torcida en el a la que ya estaba acostumbrada. Le asaltaron las dudas. ¿porque esta el aquí? ¿Que le había pasado? ¿Cuanto tiempo llevaba en cama?
El se acerco y tomo una hoja doblada en un pequeño cudrado que se encontraba en el buró a su lado, justo a la mitad de las dos camas.
El le tomo las manos y se las apretó débilmente , teniendo cuidado con los tubos. Ninguno se dirijia la palabra.Solo se miraban como solían hacerlo pero ahora con mas fuerza.
Rodeo las manos de la joven con las suyas y acerco su boca a su oído.
"Yo también te amo". Su voz no era la del él. Esta era mas ronca y débil.Seguido de eso el joven tosio fuertemente, sacando quejidos cada vez que tomaba una bocanada de aire. El se alejo dejándola conmocionada y sola. El joven se recosto y la volteo a verla con lagrimas en los ojos. Le sonrió débilmente y escuchó el ultimo solpo de su corazón.
Ella llamo fuerte a su madre y pronto las enfermeras vinieron a irrumpir a la habitación.
Todo se volvió un caos. Llantos. Sollozos. Lagrimas.
Su madre aun sorprendida de que su hija despertara le explico todo con la voz rota y llena de dolor.
El chico tenia cáncer, en cual fue diagnosticado cuando era ya demasiado tarde. Mientras la joven seguía inconsciente, la enfermedad de el joven avanzó rápidamente debilitándolo minuto por minuto.