A lo largo de nuestras vidas vamos aprendiendo muchas cosas. Primero aprendemos a gatear y a hablar, damos nuestros primeros pasos, y con el tiempo empezamos a ver el mundo de forma conciente. También aprendemos lo importantes que son las ceremonias en nuestras vidas, el celebrar que cumples un año más de vida, la navidad, el día del amor y la amistad, día de la independencia o fundación, año nuevo...
Era sábado, no un sábado como cualquier otro. Vanessa estaba sumida en un profundo sueño, tan pacífica, tan indefensa. ¡Ring! ¡Ring! ¡Ring! La alarma del despertador sonó y la chica pacífica que hacía segundos dormía en su cama, envuelta en sus sábanas tan suaves como la seda, abrió los ojos súbitamente. Frunció el seño y alargó una mano para apagar la alarma. Que pesado se le hacía tener que levantarse un sábado a las siete de la mañana, porque vamos, ese día predilecto para no hacer nada, creado para dormir y disfrutar el alejarse del mundo, incluso de su propia familia. Pero no. Hoy se casaba Marceline, su prima. A sus trece años, Vanessa aún no comprendía por qué hacían tanto alboroto por una simple boda. Pagar un extravagante peinado, un ciertamente hermoso vestido, pero que sólo usarías una vez en tu vida, gastarse una fortuna en una extravagante ceremonia cuidadosamente planeada durante más de cuatro meses... En fin, las personas se esfuerzan tanto y todo ¿Para qué? Al fin y al cabo muchos matrimonios se van, literarlmente, por el caño.
Se sentó en la cama y su cabeza se tambaleó un poco hacia atrás y hacia delante. Colocó sus fríos pies en sus cálidas pantuflas rosadas y peludas y caminó arastrándo los pies hasta fuera de su cuarto. Bajó hacía la cocina, donde se hallaba su madre, se sentó en la mesa y dejó caer su cabeza sobre esta.
-Buenos días- Dijo su madre -Ya estaba por llamarte-.
-Uhumn- Ella respondió con algo completamente inentendible.
-¿Perdona?- Preguntó su madre.
-Bue-nos dí...as-
-Veo que estás cansada-
-Es prácticamente de madrugada, mamá- Dijo la chica lentamente, dando un bostezo de por medio -Toma como un milagro que esté despierta mientras la cama me proclama su amor abiertamente-.
-Te levantas a las siete los cinco dias de la semana para ir al instituto, lo haces sin problema ¿Qué te cuesta hacerlo el día más importante en la vida de tu prima?- Cuestionó su madre mientras servía café para su hija en una taza blanca de delicados diseños negros.
-Es diferente... Es sábado- Respondió Vanessa haciéndo énfasis en la última palabra.
-Ten, esto servirá- Dijo poniéndo la taza de café frente a su hija, la cuál aún no levantaba la cabeza de la mesa -Y ya levanta la cabeza de la mesa, la vas a babear toda-.
-¡Mala!- Exclamó soltando una risita, a la cuál su madre respondió con otra.
Luego de tomarse el café y despertar un poco más, nuestra querida Vanessa se dirigió a su cuarto, se desvistió, y entró a baño. Pusó el agua caliente y se colocó bajo el chorro, procurando no mojar su cabello. En el baño siempre pensaba cosas locas, como por ejemplo, como sería si todo fuera gratis o si fuera mejor amiga de alguien famoso... Jamás había pensado en como sería casarse. Jamás hasta ese día. Vanessa nunca se había enamorado, nunca soñó con tener novio y las hormonas no parecían habérsele alborotado como a sus demás amigas... ¿Qué pasaba con ella? ¿Algo andaba mal?
De repente reparó en que llevaba mucho tiempo en la ducha, así que salió, y sin darle más vueltas al tema anterior se vistió. Su madre había elegido para ella un vestido blanco de flores azules. Tenía las mangas algo abultadas y se ceñía a la cintura, para luego quedar suelto en la parte de abajo, llegando hasta las rodillas. Era bastante coqueto, y aunque a Vanessa no le gustaba mucho, su madre insistía en que para una "jovencita de su edad" estaba más que perfecto. Se colocó las zapatillas de color azúl y se soltó el cabello, en el cual colocó un cintillo blanco. Se puso un poco de brillo labial y consideró que estaba lista.
Salió, encontrándose con su madre, la cuál llevaba un elegante vestido negro que hacia notar su figura de manera espectacular, su cabello negro recogido en un moño sencillo pero hermoso, y unos tacones también negros que le otorgaban bastante altura.
-Luces fantástica, mamá- Admitió Vanessa.
-Oh hija, ¡Luces como toda una mujercita!- Exclamó su madre con un tono conmovido.
Su madre siempre había insitido en que Vanessa debía usar faldas, blusas de tono pastel, accesorios, y peinarse de manera pulcra. Pero ella prefería sus jeans desgastados y ajustados, sus camisetas con nombres estampados, nombres unas veces de bandas de las que idea quizás no tenía o quizás sí, y otras veces simples camisetas holgadas, o una franela con una camiseta a cuadros sin abotonar, sus converse o vans... Cosas como esas la hacían feliz, pero debía admitir que se sentía cómoda con el vestido, y los tonos pasteles le daban cierto brillo a su piel.
-Gracias- Respondió.
Se dirigieron a la boda de la prima Marceline, al llegar ocuparon su lugar en la iglesia. Minutos más tarde llegó el novio, se paró frente al altar esperando por la mujer de su vida. "Aparentemente la mujer de su vida" pensaba Vanessa. Más tarde anunciaron la llegada de la novia, comenzó a sonar la típica melodía de las bodas, la cuál nuestra protagonista pensaba sólo ponían en las bodas de telenovelas y películas románticas. Marceline entró caminando al ritmo de la música. Su vestido era fantástico, con las mangas largas, apretadas en los brazos y sueltas en las muñecas, la cola del vestido era bastante larga y era llevada tiernamente por las hermanas de Marceline, las pequeñas gemelas Melanie y Elisa. Al llegar al altar Marceline tomó la mano de Marcus, el novio, y el padre comenzó la ceremonia.
Vanessa no ponía interés en la boda, le parecía todo muy tedioso y por más que quisiera y adoráse a Marcy, si no hubiése sido obligada por su madre, no estaría en esa boda. En un momento llegó la hora de los votos matrimoniales.
-Marcus- Dijo Marceline -Te conocí cuando eras un tonto inmaduro- La gente rió -Me enamoré perdidamente de tí y formamos una linda relación/amistad- Awww se escuchó decir -Ahora no eres más un tonto inmaduro, sólo tonto- Todos volvieron a reir -Pero es algo mutuo porque estoy tontamente enamorada de tí, tu me has enseñado mucho... Me has enseñado qué significa amar- La gente volvió a hacer exclamaciones de ternura y Vanessa se quedó en "qué significa amar".
No escuchó nada más... Sólo eso podía pensar, ¿Qué significa amar? ¿Me enamoraré alguna vez? ¿Qué es el amor?.. ¿Amor? ¿Cómo se siente eso? La boda terminó, Vanessa aún no se daba cuenta, hasta que notó que todos se levantaban, entonces salió de su trance. Aún debían ir a la celebración de la boda, la cuál sería hasta la tarde, puesto que los novios debían partir a londres apenas entrada la noche.
La ceremonia se dió muy amena, todos reían, compartían, y la comida estaba deliciosa. Pero Vanessa seguía pensando en el amor, en que era, en si iba a sentirlo alguna vez... ¿Que le tenía preparado el destino?
Este es el primer capítulo de esta novela, que planeo actualizar todos los Miércoles. Es amor de Mujer-Mujer, así que si no te agrada, y aprovechándo que en ésta escena no hay nada de lesbianismo, te invito a salir de esta publicación, e irte a leer algo de tu gusto. Yo soy Sweet Dreamer, y espero les guste mi novela: "¿Qué es el amor?"
Sean felices.
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¿Qué Es El Amor? (ChicaxChica)
RomantikVanessa, una chica de quince años se encuentra en una etapa de su vida en que las preguntas le azotan como la marea a la arena. Entre ellas surge una pregunta, que si bien muchos se han hecho, ella le dio mucha importancia. Con el tiempo aprenderá n...