Sueños perdidos.

125 8 4
                                    

7 años:

Mi mamá es la mejor de todas. Hoy me regaló una de esas muñecas que se pueden maquillar, y por eso es que me encuentro tan feliz. Deseaba tener una desde hace mucho tiempo, y ella finalmente ha decidido darme lo que yo quería. Cuando había visto aquel juguete, había pensado que ella no me lo regalaría, puesto a que generalmente nunca me compraba las cosas que le señalaba, diciéndole:

«¿Me lo compras, por favor, mami?»

Y ni siquiera lo hacía si ponía mi mirada más tierna.

Por ello es que estoy tan excepcionalmente contenta por mi nuevo regalo. ¡Tan contenta que no me importa que esta noche vayamos (de nuevo) a la casa de la prima de mamá! Aquella mujer desgraciadamente vive cerca de nosotros, y tiene dos hijos más grandes que yo, y un esposo.
Realmente no me gusta ir, porque mi mamá sale al patio con mi tía (le digo así desde que no sé cómo llamarla, especialmente cuando ella puede escucharme) a conversar y fumar, mientras que yo tengo que quedarme adentro. Mis primos se la pasan jugando a la play station, en el piso de arriba, y a mí ni siquiera me dejan subir porque dicen que eso es sólo para niños. Yo pienso que es una tontería, pero tampoco me importa tanto porque no me interesa jugar a eso. Mi tío siempre llega tarde en la noche, y yo estoy sentada en un gran sillón viendo televisión, cuando él llega, me mira, me saluda y me dice:


—Alessa, ¡qué grande estás! —mientras hace una mueca.


—Sí —respondo no muy convencida.


Al menos a mi parecer, estoy igual que siempre. Ni más grande, ni más pequeña. Creo ser la misma nena del día anterior.


—Y estás muy bonita —sigue diciendo, acercándose un poco más a mí.


Me guardo el comentario de que sigo estando igual, que no tiene por qué decírmelo porque mi mamá siempre se encarga de hacérmelo saber, y por algún motivo, le creo más a ella que a él.


—Gracias, tío —le digo a mi pesar—. ¿Verás televisión?


Siento que tengo que desviar su atención de mí.
Si tan sólo consiguiese que él se concentrase en la pantalla…


—No, no —me contesta, acercándose a mí todavía más.


Dejo de desear que él mirase la pantalla, porque realmente él no puede tener malas intenciones, ¿cierto? No va a lastimarme, así que no debo temerle. Es mi tío, después de todo. Me pone nerviosa y me da escalofríos siempre, pero es parte de la familia.

Cuando siento su mano recorriendo mis piernas, al tiempo en el que se acerca un poco más a mí, con lentitud, como si no tuviese prisas, inmediatamente siento algo no placentero en mi estómago, algo como dolor y punzadas. Me siento demasiado nerviosa, y cuando de pronto siento su cara demasiado cerca de la mía, tengo miedo. Mucho miedo.

Él me besa… ¡Me besa! Sé al instante que es mi primer beso, con alguien que no me gusta en lo más mínimo. No le puedo corresponder, porque no hay ninguna parte de mí que esté disfrutándolo o algo así. No me gusta para nada, y no sé cómo salir de esto. El miedo recorre mis venas. ¿Qué me va a pasar? En ese momento pienso que voy a morir. Nunca antes me ha pasado algo como esto: la sensación de alguien tocándote tus partes íntimas es sin duda muy incómodo, y al menos a mí no me resulta ni un poco agradable.
El horrible momento sigue así hasta que los pasos de mamá y mi tía se oyen a la distancia. Siento que mi pecho palpita muy fuerte, pero aun así guardo silencio. Es como si no tuviese palabras, y me siento muy mal… Y así pasan los días, y siempre ocurre lo mismo. Lo peor es que mi mamá no parece sospechar nada, y por eso es que doy por hecho que no hay nada malo en lo que está sucediéndome. Quiero decir, se siente horrible, pero mi mamá jamás dejaría que me sintiese así si no estaba bien…


Soy muy pequeña, pero ¿y si esto es parte de la vida? ¿Y si es algo normal?

_________________________________________________________________________


Mi primer capitulo, aahhh! bueno eso :) muchos besos, espero que os guste mucho :D

Olvido. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora