Capítulo 2: Buen viaje a ti también.

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¿Por qué en los días tristes siempre llovía?

Era cómo si el cielo pudiese adivinar su estado anímico y cambiar para demostrarle así que el también podía comprenderlo.

Ahora no importaba eso, de pie frente a la lápida de su padre Makoto intentaba que las lágrimas que resbalaban por sus mejillas no borrasen la sonrisa que intentaba mantener, mientras sostenía un bizcocho de vainilla con relleno de durazno sobre una base negra en sus temblorosas manos.

Temblaba.
Todo el lo hacía.

Lloraba porque su padre no estaría físicamente a su lado nunca más, en ninguna fiesta de cumpleaños, no lo vería crecer, no le vería graduarse de la escuela de cocina y ser un gran pastelero, por que ese era el sueño compartido por ambos, siempre que su padre probaba sus postres luego de la cena no olvidaba decirle lo buenos que eran y que de seguro se convertiría en el mejor pastelero de todo Japón, «No, de todo el mundo» completaba luego con una sonrisa cariñosa, porque el talento de su hijo era innato y merecía que todos los seres humanos sobre la tierra fueran conocedores del don que poseía en sus manos.
Ya no estaría más, tan simple como parpadear y tan complejo como la creación de nuestro universo.

Sí, así era.

Porque nunca estamos preparados para la partida de un ser querido. Para que la muerte se llevase consigo las vidas de aquellas personas.

Y sonreía por qué, justo allí, parado frente a la lápida blanca con el nombre de su padre, hizo otra promesa.

— Cuando sea grande como tú, haré pasteles para personas muy importantes, y abriré mi propia pastelería y mucha gente de todo el mundo sabrá de ella. ¡Lo prometo papá!— No hubo más lágrimas después de eso.

Se agachó hasta la altura del suelo y colocó cuidadosamente el pequeño bizcocho sobre la placa de piedra blanca. Con las mangas de su saco limpió los restos de lágrimas secas de su rostro y sonrió aún más, miró hacia el cielo azul que ahora se cernía sobre ambos y gritó todo lo que su garganta le permitió.

—¡Buen viaje papá!

La calidez en su corazón y el abrazo que compartió con su mamá no le harían olvidar nunca su promesa. Sin saber qué, frente a ellos, estaba su padre arrodillado sonriendo exaltado y dichoso, acariciando la mejilla de su hijo y sosteniendo la mano de su esposa.

— Gracias, Makoto...





















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¡Hola, gusto en saludarles! Soy yo de nuevo, gracias por leer esta historia en desarrollo.  (*˘︶˘*)

Espero que les haya gustado este segundo capítulo. Pronto (Esperemos) estará listo el tercer capítulo.

Es muy temprano para decir que voten y comenten, pero que más da, ¡Voten y comenten!
ʕ´• ᴥ•̥'ʔ


(No contamos con un buzón de quejas por ahora, lo sentimos.)

Ha'ta la próximaaa...






@strawberry_shortcake.  ‹🍰›

❝ La pâtisserie ❞  ┊ ┊ ✧፧ ੈ ... ;great pretender ' ੈ♡‧ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora