Cuando dos personas están destinadas a estar juntas, no importa donde o con quién estén, tarde o temprano lo estarán.
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HARRY DEFINITIVAMENTE QUERÍA QUE LA TIERRA LO TRAGARA. estaba solo en el patio del instituto, más adelante estaban Draco y Pansy hablando. El de anteojos no quería ser el blanco de burlas nuevamente.
─ ¡Pero miren a quien tenemos aquí, Potter! ─ Pansy al darse cuenta de la presencia del chico, exclamó.
─ No ahora... ─ Murmuró el chico. — ¿Que quieres?
— Lo de siempre, hablar amablemente. — Dijo con tono burlón la chica.
— No estoy de humor para tus estúpidas bromas. — Dijo el chico intentando pasar de largo pero no lo logro ya que Pansy se interpuso en su camino.
— ¿Disculpa? Cuida en la manera en la que me hablas. — Pansy miró por unos segundos cortos a Draco, buscando su aprobación, pero este miraba a Harry sin alguna expresión en el rostro.
— Dejalo, Pansy. — Ordenó el chico, tanto Pansy como Harry lo miraron extrañados por el comportamiento del rubio. Este al ver cómo lo miraron, agregó. — No desperdicies el tiempo en Harry San Potter, no lo vale.
Pansy sonrió orgullosa, miro al de anteojos por última vez y volvió al lado del chico. — Tu tampoco lo vales mucho, Malfoy. — Se defendió Potter. El rubio lo miró con una sonrisa.
— ¿Por qué sigues aquí entonces, cuatro ojos?
Harry un tanto desconcertado, ajustó la correa de su bolso y rodó los ojos. — Tratando de defenderme, no soy un cobarde como tú.
Potter se dió media vuelta y siguió su camino. El rubio miró a la chica, la cuál lo miraba confundida, Draco nunca evitaba molestar a Harry. — ¿Qué fué eso?
— Nada, Parkinson. — Respondió Malfoy a la chica. Se separó de ella y se fue hacia los baños. La chica realizó una mueca, Draco Malfoy podría tratarla como una basura, pero ella seguiría enamorada de él, a pesar de todo.
