La leyenda afirma que aquellos que estén unidos por el hilo rojo están destinados a convertirse en almas gemelas, y vivirán una historia importante, y no importa cuánto tiempo pase o las circunstancias que se encuentren en la vida. El hilo rojo puede enredarse, estirarse, tensarse o desgastarse... pero nunca romperse.
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HARRY SABÍA QUE SU VIDA NO ERA FÁCIL, NO ERA BONITA. siempre deseo tener algún cariño materno o paterno, le habían ocultado la verdad sobre sus padres durante tantos años, hasta que la carta de Hogwarts llegó. Su vida había cambiado repentinamente. Pero no se arrepentía.
Gracias a ello, conoció a los Weasley's, quienes a pesar de no tener suficiente espacio, le brindaron un hogar a Harry. El pelinegro había conocido lo que era el amor de todos los sentidos. Tenía amigos verdaderos, Hermione y Ron.
"Hey" Saludo Herms llegando a su lado. "Espero que hayas terminado la tarea de transformaciones, hoy tenemos clase" Harry la miró con los ojos más abiertos de lo común. La castaña suspiro cansada de la irresponsabilidad de su mejor amigo. "¡Harry!" Se quejó la chica.
"Lo siento, ¿Crees que podrías pasarme los apuntes?" Preguntó amablemente el chico, Hermione rodó los ojos pero de todas formas asintió, su amigo era un caso perdido, al igual que Ron.
Se sentaron en el pasillo, la castaña le extendió dos pergaminos perfectamente ordenados y sin ninguna arruga. "Debo irme, pero si necesitas alguna ayuda en eso, búscame"
Hermione se levantó de la banca y se fue dejando a Potter solo, quien también se levantó y caminó hacia el gran comedor para poder terminar, o mejor dicho copiar, la tarea pendiente de transformaciones.
"San Potter." La voz de Draco se hizo presente y Harry rodó los ojos. "¿Otra vez copiando? Pensaba que eras lo suficientemente inteligente como para hacer tu tarea solo." Se burló el rubio. "Pero veo que me equivoco".
"Cállate, Malfoy." Contestó irritado el pelinegro.
"Cállame, Potter" Harry se sorprendió por las palabras del rubio y no pudo evitar ruborizarse.
Se dió la vuelta mirándolo. "Vete a molestar a alguien más." Fue lo único que respondió para luego darse la vuelta e irse hacia la mesa de Gryffindor.
Malfoy sonrió, dió media vuelta y se retiró del lugar. Su pasatiempo favorito era molestar a Harry Potter.
Holly miraba esa escena con una sonrisa en la cara.
