Lyra VIII

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 El 21 de septiembre llego demasiado rápido para su gusto, y Lyra se pregunto si era una clase de broma que la diosa eligiera el día de su cumpleaños para librarse de las esposas.

 La profecía había sido entregada el día anterior pero solo a Nico, por lo que no tenía idea de que les podía deparar el destino, solo sabía que tenía que ir a Alaska.

 "No entiendo que tiene de malo Alaska." Dijo, haciendo garabatos con una ramita que había encontrado.

 "Son parecidos a los canadienses." Will esbozo una sonrisa burlona, mientras le daba un codazo suave. 

 A pesar de su expresión parecía nervioso. Lo observo de cabeza a pies, Will había crecido durante el verano, era más alto y guapo, pero algo en él había cambiado de verdad, a veces se quedaba con la mirada fija, perdiéndose en sus pensamientos, y lo más importante, no estaba tan cerca de Nico como siempre lo estaba.

 Se preocupo, un nuevo sentimiento que en su corta vida nunca lo había desarrollado por nadie. Odiaba admitirlo, realmente lo odiaba, pero Will era su amigo, y por más que lo negara, confiaba en él tanto como confiaba en Nico.

 "¿Dónde estarán Nico y Thea?" Pregunto el rubio. Se habían sentado en el suelo junto a la entrada del Campamento Mestizo. "Tenemos que pasar por Reyna."

 Lyra se encogió de hombros. La verdad es que no entendía porque la romana estaba implicada con algo que era completamente griego, y Nico tampoco quiso explicarle que había sucedido durante su mensaje de Iris con Reyna.

 "Will." Llamo ella, y él clavo su mirada azul en su rostro. "¿Sucede algo con Nico?"

 "¿Debería suceder algo?"

 Buena jugadaWill, pensó. Si había algo que había aprendido es que cuando uno contestaba una pregunta con otra quería evitar el tema, por lo que implicaba que algo sucedió. Lyra amaba creerse por unos segundos una detective.

 "Solo pregunto." Suspiro. 

 "¿Puedes controlarte?"

 "Claro."

 "Eso es bueno, no quiero que dejes temporalmente muerta a quien es nuestra arma." El hijo de Apolo esbozo una sonrisa socarrona.

 Lyra frunció el ceño. Thea, la chica que era su arma contra Eris, le caía mal, demasiado. La hija de Ares era una guerrera eficiente –no iba a negar algo que era visible frente a los ojos de cualquiera-, pero la muchacha lo presumía como si fuera lo mejor que le había pasado al Campamento Mestizo, y lo peor es que a todos les agradaba.

 "Me reservare lo que iba a decir." Mascullo, haciendo un ademán con las manos como si estuviera quitando moscas alrededor de su cabeza.

 "Nunca te reservas lo que vas a decir." Señalo Will, buen punto. "Ya que hablamos de personas ¿qué me dices de los Stoll?"

 Aunque no tenía nada que decir los mellizos. Ellos habían llegado para proponerle una alianza en captura la bandera y había aceptado, luego se había enfurecido y sus poderes comenzaron a actuar contra ella, y los Stoll la llevaron a la enfermería, uno -Lyra no podía recordar cual-, la llamó princesa, y por un lado la hizo enfurecer y por otro lado sonrojar, claro que no se notaba porque estaba casi muriéndose, y después de eso ellos la visitaron en la enfermería y a veces practicaban juntos.

 "Te responderé cuando me digas que es exactamente lo que sucede entre Nico y tu." Lyra le guiño un ojo y sonrió triunfadora.

 "Trate de besarlo."

 Soltó la ramita y levanto la mirada. No se esperaba eso. Bueno, si se esperaba que a Will le gustara a Nico, era fácil de darse cuenta, como lo abrazaba por los hombros, como lo observaba, la forma de dedicarle sonrisas todo el tiempo, y sobre todo, las bromas y las torpezas que causaba a propósito para que el hijo de Hades soltará una risita.

La profecía de Nico di Angelo: La venganza de la diosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora