George Weasley: Tapestry.

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-¡FRED Y GEORGE WEASLEY VENID AQUÍ AHORA MISMO!

Helena corría por los pasillo de Hogwarts persiguiendo a los gemelos pelirrojos cubierta de un líquido amarillento viscoso y provocando varias risas de aquellos que la veían pasar.

-¡Nunca nos alcanzarás, Helena!-gritó Fred.

-¡Eso! ¡Estás en baja forma!-respondió su hermano.

-¡Encima me llamáis gorda!-gritó de vuelta con ira y aceleró el paso.

Los gemelos y ella estaban en el mismo curso, aunque Helena pertenecía a Ravenclaw, y desde el primer curso se había convertido en una de las víctimas más frecuentes de las bromas de los gemelos. ¿Y esto por qué? Tan solo les hacía gracia verle enfadarse, o eso es lo que siempre le decían a la chica cada vez que ella los enfrentaba.

Helena vio a los gemelos doblar la esquina de un pasillo a toda velocidad. Ella sabía muy bien que no tenía salida debido a la cantidad de veces que se había perdido camino a la clase de adivinación, por lo que corrió todo lo rápido que sus piernas le permitieron con una sonrisa maliciosa en la cara. Sin embargo, cuando giró la esquina, se encontró el pasillo vacío.

-Imposible- susurró Helena mientras intentaba recuperar el aliento. Se adentró en el pasillo sin salida y buscó detrás de cada tapiz y cuadro esperando encontrarse a los pelirrojos, pero no estaban en ningún lugar. Frustrada, se dio por vencida y se dirigió a la sala común de Ravenclaw.

-Buenos días Helena, hoy luces totalmente encantadora- dijo su prima menor Luna, que se encontraba en uno de los sillones cuando Helena se adentró en la sala.

-Huelo a huevos podridos- contestó exasperada Helena mientras se sentaba a su lado sin importarle la mancha que dejaría en el sillón- ni siquiera sé lo que me han echado.

-Sinceramente, yo creo que es...

-No, mejor no quiero saberlo- le cortó rápido la mayor recordado la vez en la que los gemelos le habían echado encima babas de gusarajo y dándole un escalofrío.

- Creo que han traído la colada hoy- le animó su prima mientras cogía su kit de hacer pendientes. Helena observó con atención como su prima comenzaba a confeccionar con diferentes cuentas de colores una snitch diminuta- Estoy haciendo unos para Ginny, los nargles le siguen de cerca-le explicó Luna al observar como Helena la miraba.

-Son muy bonitos- dijo Helena con una sonrisa mientras observaba como Luna unía las cuentas con destreza- voy a cambiarme.

Luna asintió sin mirarla y comenzó a tararear una canción que Helena no conocía mientras ella se dirigía a las escaleras.

Cuando entró a su habitación, que estaba vacía,  se encaminó a donde se encontraba la ropa limpia. Anotó mentalmente el pasarse por las cocinas a darle las gracias a los elfos domésticos. Sabía que era su trabajo, pero le gustaba agradecérselo de todas formas y siempre se ganaba algo de comida por ser amable. 

Después de una ducha larga para poder quitar todo el líquido que se había quedado reseco en su pelo, se vistió y se dirigió al comedor. No tenía muchos amigos allí en Hogwarts, salvo su prima quizá y se podía decir que los gemelos, pero la verdad es que no le importaba mucho. Disfrutaba sus ratos sola y las multitudes le inquietaban, por eso todos los días a la hora de la comida y de la cena intentaba comer lo más rápido que pudiese para ir a la sala común a hacer deberes. Y eso hizo. Comió mientras que leía el libro de transformaciones, ya que no se había enterado muy bien de la última clase, y salió rápidamente del bullicio del Gran Comedor. Prácticamente se le había olvidado lo sucedido por la mañana hasta que vio a lo lejos a los dos rascacielos pelirrojos de espaldas en la puerta riendo con su amigo Lee Jordan. Sintió como la rabia de haber tenido que correr por todo el colegio manchada le subía por el cuerpo y se dirigió hacia ellos con paso decidido.

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