Uno- conociendo sentimientos

31 6 12
                                    

Seis años atrás 

Bárbara, una muchacha que terminaba de graduarse, luego de un año muy difícil tras la pérdida de sus padres en un accidente aéreo, comienza su nuevo trabajo de verano. Luego de varias entrevistas ha quedado en una boutique de lencería en el centro comercial junto al aeropuerto de la ciudad.

Una muchacha como Barbara Bennet no pasa desapercibida en ningún lugar. De mirada inocente y de cuerpo infartante. De sonrisa sincera y de palabras suaves, una joven que nunca se ha percatado de cómo la miran los hombres y mujeres que la rodean. Y quizás sea su simpleza lo que más atrae, más que el Vaivén de sus caderas al andar, o quizás sea el brillo en sus ojos negros, o la curva de sus labios cuando dice buenos días o el carmín de sus mejillas cuando sonríe. Así es Bárbara.

                   …………

Llevaba ya tres meses trabajando para el local rojo y negro que ocupaba el nombre de "Cómplices"  en el segundo piso del edificio.

La tarde comenzaba a esfumarse y cuando creía que al fin se terminaría la jornada, la puerta de ingreso suena con la campanilla anunciando que alguien espera  ser atendido.

Bárbara se gira hacia el centro del local, dejando las prendas que estaban en sus manos, sobre el mostrador y con la sonrisa que la destaca, se dispone a atender.

–Buenas tardes, en que puedo ayudarlo?– dice mientras sus tacones suenan sobre el piso de porcelanato y acomoda su largo cabello negro detrás de sus hombros.

–buenas tardes señorita….– se detiene el caballero frente a ella esperando un nombre para continuar

– Bárbara, Bárbara Bennet– le dice ella educadamente. Se mantenía nerviosa, pues ese hombre la había intimidado y eso era algo que no se daba siempre.

– Buenas tardes señorita Bennet– le dice él mientras toma su mano y deposita un beso sobre el dorso de su mano y por último una caricia con su pulgar– mi nombre es Juan Ignacio Merez

Él le sonrió y ella se ruborizó. 

Ella sabía muy bien que el coqueteo del hombre se había instalado en el aire, y se dejó envolver en él … sentirse bien un momento no tenía nada de malo.

– En qué puedo ayudarlo señor Merez?– dijo al momento que entrelazó sus manos en su espalda

– No, evidentemente éste no es el lugar que buscaba – dice llevándose sus dedos a sus labios y mirándola a los ojos– pero no sabes cuánto me alegra haber entrado.

La muchacha se endereza tratando de ocultar sus nervios, y el hombre frente a ella se acerca lo suficiente para que su respiración se acelere.

–aunque podrías acompañarme a tomar un café y no pasar tiempo solo hasta que llegue mi vuelo– dice sin separar sus ojos azules del mar Negro que ocultan los de Bárbara.

– L-lo lamento– dice ella tratando de tomar distancia y agachando su cabeza buscando las palabras– aún tengo mucho trabajo– y vuelve a observar al hombre que sostiene una mirada de triunfo en su rostro

– Está bien, al menos no me has dicho que "no quieres"– su sonrisa suave suena en el local– quizás en mi regreso aceptes.

El caballero hace un ademán de despedida y encamina hacia la puerta de vidrio, se detiene y con la misma sonrisa de hace un momento la observa en la distancia

– Nos volveremos a ver Bárbara. Piensa en mí mientras tanto

Con esas palabras y un guiño de ojo se retiraba Juan Ignacio Merez, el hombre que ha dejado a Bárbara con Miles de sensaciones alteradas y hasta el momento desconocidas.

                         ......................

Seis semanas habían pasado desde aquella tarde. Seis semanas en que la muchacha había cumplido el pedido arrogante  de aquel apuesto señor. Seis semanas esperando ver su cuerpo y su rostro, cruzar aquella puerta.

Cuando al fin apagó las luces y se dedicó a controlar que las puertas del local estuvieran correctamente cerradas, Bárbara guardó sus llaves en su cartera y comenzó a caminar por los pasillos, semi oscuros, ya abandonados de turistas.

–No sabes lo bien que se te ve el azul marino desde aqui– le dijo una voz que reconocía muy bien y deseaba volver a escuchar.

Tardó un momento en reaccionar las prendas que vestía aquel día, definitivamente había llevado una falda tubo azul marino y una camisa del mismo tono. Giró su cuerpo en dirección de aquella voz y sus ojos volvieron a encontrarse y ser uno en el espacio que los separaba.

–Señor Merez, que susto– dijo ella tratando de esconder la alegría que le provocaba verlo nuevamente, y el susto propio por creerse sola en aquel lugar– creí que ya no había nadie en los pasillos.

–No había nadie, señorita Bárbara– se acerca a ella con una mano en el bolsillo de su traje gris y con la otra llevándola hacia el mentón de ella– puedo llamarte así? Bárbara?

–s-si– carraspea producto de sus nervios– si, señor Merez

–Dime Juan, Bárbara– le sonríe de lado al notar el rubor femenino acentuarse sobre la delicada piel.

–c-claro señor Juan– esconde su mirada en algún lugar del suelo por semejante acercamiento

Juan Ignacio estalla con una carcajada divertida, toma la mano de la joven y le besa el dorso– Sin el señor, por favor. Me haces sentir muy viejo– era cierto que el hombre le llevaba varios años, pero ese detalle no era precisamente para llamarlo viejo. Lo que no podía pasar por alto es que esa diferencia etaria le daba la madurez que tanto atraía a la joven Bennet.

 La toma de los hombros y levanta su barbilla delicadamente para que ella lo mire a los ojos– será posible la compañía de una hermosa mujer en una cena?

Haciendo un repaso fugaz ... se había bañado y olía bien, su ropa seguía impecable y lo más importante… nadie la esperaba en casa. No había nada que le impidiera tener una cena con alguien que apenas conocía.

–si, claro.

La sonrisa de ambos se hizo presente y caminaron juntos, hasta el estacionamiento.

La noche cálida, los acompañó y fue testigo de risas y charlas agradables. Cenaron, bebieron y perdieron la noción del tiempo. Cada uno embriagados en la mirada del otro, sin perder detalles de las sonrisas que se disparaban entre palabras.

Culminaron el encuentro bajo el cerezo que adornaba aquella vereda, al ingreso del hogar de la joven muchacha; con un beso suave en la mejilla delicada y sonrojada, con sus manos entrelazadas y la promesa de volverse a ver al día siguiente.

--------------------------- ♥️ --------------------------

Hola a todos!!! Una nueva historia nace. Y espero que les guste mucho. Espero sus comentarios 😊

Besos bichit@s 😘

El Amor Después Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora