un corazón

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La verdad como espíritu,  no contemplo el tiempo como un humano,  para mí,  años pueden ser simples segundos o a veces días,  pero hubo una vez,  en la cual me sentí como un simple humano,  vulnerable y débil, todo comenzó con este chico, todos los días observaba a la misma muchacha y yo no lo vi diferente a otros, pero algo me llamaba la atención, procedí a darle un poco y reitero, solo un poco de atención, este chico la cuidaba y tenía detalles lindos con ella, me conmovió, me acerque a el y comenze a ayudarlo a que la relación fuera mejor y mejor, hasta el día en que este al fin me vio, me agradeció por todo y la verdad es que fue muy amable, yo me vi conmovido por este joven, el solo me observo una vez más y me pregunto que regalo sería el apropiado para regalarle a esta chica, puesto que el quería contarle sobre sus sentimientos, yo en respuesta solo pregunté, que tanto estaba dispuesto a dar, el me dijo que todo, tomando su palabra le comenté sobre una historia y un regalo que es el más hermoso de todos tanto en el mundo humano como en el espiritual, este es la materialización del corazón humano, y el vínculo sentimental de alguien, pero, este también está directamente vinculado al corazón, el chico me pregunto más sobre este, le conté que este era tan hermoso debido a que este toma la forma de lo que uno más ama, después de contarle todo esto, le pregunté si realmente estaba seguro de lo que iba a hacer, el solo me miró, sonrió y cerró los ojos para hacer esa sonrisa aún más cálida y asintió con su cabeza, yo solo sonreí  y le enseñé a hacer dicho corazón, le pregunté que era lo que él veía, me contó que a ella, el día siguiente lo acompañé a ver como se desenvolvía la declaración de este joven, salió todo muy bien, se tomaron de las manos y ella tomó el corazón, pero... en un mal movimiento este se le resbaló de las manos a la chica y este se partió a la mitad, como espíritu no se me permite interferir físicamente en el mundo humano, pero esa vez, tome el corazón y desaparecí, han pasado los siglos y hasta el día de hoy, está aquella sonrisa que me regaló el chico cortada en dos sobre una vitrina.

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