Pequeña confesión

134 21 22
                                    

Byakuran se removió entre las sábanas al sentir como los rayos del sol golpeaban su rostro mientras dormía, se tapó la cabeza con su manta en un intento por seguir durmiendo, pero entonces escuchó una risa muy familiar

—Shesheshe, eres aún más perezoso que en el futuro jefe.

Apartó las sábanas de su rostro para observar a quién estaba seguro que era Rasiel, y acertó, pero se sorprendió al verlo en una camilla junto a la suya mientras pelaba una manzana.

—¿Rasi-chan? ¿Qué haces aquí? —Tras preguntar esto Byakuran fue golpeado por un trozo de manzana que le lanzó el rubio.

—¡Que no me llames así kaching! —Le gritó usando su muletilla.

—Okey, ¿Qué haces aquí Siel-kun? —Se corrigió mientras se comía el trozo de manzana.

El mayor frotó su rostro con sus manos en un intento por no arrojarle la silla de visitas al albino.

—Esta es mi habitación, nuestra para ser exactos.

—¿Qué yo no tenía habitación privada?

—Tus padres te trasladaron, dijeron que estaban más tranquilos si alguien de confianza te vigilaba y me nombraron tu niñera. —Explicó rodando los ojos al recordar cuando el matrimonio había entrado a su habitación arrastrando la camilla del albino.

—¿Ehhhh~? ¿Por qué no se quedaron conmigo en vez de asignarme una niñera?

¿Así que no niegas que soy tu niñera?

Pensó Rasiel mientras observaba el puchero de su jefe.

—En caso de que lo hayas olvidado, tienen mucho que explicar después de lo de ayer.

—¿Ayer? —Ladeó su cabeza mientras terminaba de activar su recién despertado cerebro para recordar—. ¡Ah sí! ¡Ayer! ¡Fuajajajajajaja! ¡Seguro que están disfrutando de las cartas de infartos de los demás!

El rubio solo observó cómo reía y soltó una pequeña risa también al recordar como los arcobalenos casi mueren de un infarto cuando Byakuran se lanzó hacia sus padres.

—Usheshesheshe, la verdad fue demasiado épico.

—¡Concuerdo! Sus caras cuando mi prima los mandó a callar y se los llevó casi a rastras fue para foto.

—¿Podías ver a través de tu llanto?

—Lo hice cuando quisieron separarnos para pedir explicaciones. La verdad, si mi prima no los detenía creo que los habría atacado. Algunos viejos hábitos no se van. —Dijo rascándose su cuello con una sonrisa algo incómoda.

—...¿Sabes? Eres más abierto desde que recibimos los recuerdos del futuro.

—¿Tú crees? En mi opinión solo estoy más cuerdo. —Se encogió de hombros—. Ya no hay tanto ruido en mi cerebro que me irrite, y puedo dormir en calma gracias a mi prima y Tsunayoshi-kun.

—Bueno... Las segundas oportunidades vienen a quienes se las merecen, ¿no? —Le dijo tendiéndole el plato con las manzanas ya cortadas en forma de conejo.

Byakuran sintió sus ojos picar por un segundo, pero sonrió con alegría y tomó el plato.

—Siel-chan es muy tierno~. —Comentó sosteniendo una de las manzanas.

—¡Si me vas a joder devuélveme las manzanas kaching!

Byakuran solo rió y comenzó a comer la fruta, agradecía que sus padres lo conocieran tan bien y lo llevaran con el rubio. Pocos podían hacerlo sentir tan a gusto cómo él.

—Por cierto... ¿Qué pasó con las coronas fúnebres? ¿No estaban contigo anoche? —Le preguntó Rasiel mientras mordía una manzana.

—Se fueron después de saludar formalmente a mis padres. Dijeron que se quedaban tranquilos si ellos estaban conmigo así que nos dieron privacidad.

—¿Se quedaron contigo hasta que te dormiste?

—¡Mejor! ¡Dormimos los tres juntos!

Rasiel sonrió al ver la alegría de Byakuran, le gustaba que no tuviera reparos en hablar de su familia solo porque él no tuviera la suya. No le gustaba que lo compadecieran.

—Me alegra que al menos uno lo consiguiera...

Byakuran se puso serio al escuchar el susurro del rubio y desvío su mirada sintiéndose culpable.

—Rasiel, sobre lo que mi yo futuro te hizo...

—No quiero una disculpa, ¿me oyes? No hay nada que perdonar.

—¿Aunque te haya dado falsas esperanzas?

Él aún recordaba como habían brillado los ojos azules del mayor cuando le ofreció que se uniera a él en su búsqueda por el Trinisette. Había jugado con sus sentimientos más profundos, los mismos que lo impulsaban a él en ese momento.

La añoranza por su familia.

—No fueron falsas Byakuran. —Le dijo sorprendiéndolo—. En esa época de verdad creías que podía funcionar, querías creer que lo haría. Yo siempre lo supe, y aún así te seguí.

—...¿Por qué?

—Porque yo era igual. Lo perdí todo por culpa del maldito síndrome de mi hermano, y me culpaba por no haberlo evitado. Una oportunidad de recuperar a mi familia, eso era lo único que quería así fuera una ilusión. —Se sinceró—. Además, tú me salvaste. Viste valor en mí a pesar de mi cuerpo roto. Me despertaste después de estar más de una década en coma y me ayudaste a mover mis piernas paralizadas. A decir verdad, podías ordenarme que saltará a un volcán y probablemente lo habría echo. Mi vida es tuya Byakuran, porque sin ti sería un vegetal.

—...¿Entonces es solo porque te sientes en deuda? —No le gustaba eso.

Rasiel se sorprendió por su pregunta y comenzó a reír.

—¡Tantos viajes dimensionales te afectaron el cerebro jefe! Me diste una segunda oportunidad porque era útil, pero la tercera me la diste solo porque quisiste. No eres tan retorcido como muchos piensan, de echo eres bastante simple. Eres una persona que vale la pena estar a su lado, y quiero ver con mis propios ojos como avanzarás en esta nueva vida. Solo eso. No hay deuda de por medio Byakuran.

Él estaba sin palabras.

"Simple."

Era verdad, sus emociones y pensamientos eran simples como los de un niño, pero sólo su familia había entendido esto al conocerlo desde que nació

Y aún así, Rasiel lo había descifrado como si fuera lo más natural del mundo y había decidido permanecer a su lado. Sintió como una sonrisa se esbozaba en su rostro sin que pudiera contenerla.

—Rasiel-kun, tienes razón en que soy alguien realmente simple, pero... —Miró al rubio a los ojos mientras que este volvía a morder su manzana—. ¿Sabes también que soy gay?

Y Rasiel se atoró con la manzana.

Fin

YO: ¡¡Buajjajajajajajjajajaja!! —Se retuerce en el suelo por la risa.

VERDE: ¡Eres terrible! —Le dice sosteniendo su estómago por la risa.

REBORN: Ustedes los dos están locos... —Comenta todavía conmocionado por este fic.

VERDE: Lo que pasa es que tú eres aburrido.

YO: Y no me das dulces. Por eso me quedé con Verde. —Dice mientras abraza al científico.

REBORN: ¿¡Qué!?

VERDE: Aquí están los papeles del divorcio, la custodia de la niña es mía junto con la casa ya que la construí sobre mi laboratorio. El auto te lo regalo junto con la máquina para expresos. Devuelvemelos ya firmados antes del mes que viene.

Tras darle los papeles Verde se va abrazado con la autora a celebrar con galletas que se libraron del demonio.

Reborn se quedó petrificado al tener los papeles, entonces Mosca Verde se paró frente a él y mostró en su pantalla el número de palabras: 1025. Y se fue con el otro par.

Nueva OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora