"Nuestras almas serán juzgadas por nuestros actos en la tierra, y solamente serán redimidas aquellas que consagraron su vida a las buenas obras y a los mandatos del creador"
- Fragmento del libro sagrado -.
(1920).
El incesante calor de la mañana tornaba el viaje infinito, los movimientos de la carreta combinados con las fragancias de la mula que nos alaba incrementaba mis náuseas, - ¿se encuentra usted bien?, ¿desea que nos detengamos un rato? -, tapando mi boca con mi pañuelo miré a los ojos a mi compañero y con un gesto moví la cabeza respondiendo negativamente; respiré profundo a través de la tela y tragué saliva para tratar de controlar mis síntomas, - un minuto que perdamos en este viaje, es un minuto menos de vida para quienes nos esperan en Ágora -, logré responder al fin, mientras que reconstruía mi fachada de bienestar.
- ¡como usted diga hermana!, pero en verdad se está viendo usted cada vez más pálida -, miré nuevamente a Melquíades y tratando de quitarle importancia a sus observaciones, posé la mirada en frente, - entre más pronto lleguemos, más rápido podremos descargar estos víveres y medicamentos -, dije al señalar con mi pulgar sobre mi hombro, a las cajas que llevábamos en la parte trasera de la carreta; pero en mi mente comenzó a rondar la idea de lo que realmente me pasaba, sabía que al interactuar con tantos hombres enfermos, intentando curarlos de la peste, me había contagiado y al paso en que evolucionaba mi enfermedad y la manifestación de los síntomas, sería cuestión de días para quedar incapacitada.
Lamentablemente este pobre hombre quedaría infectado por permanecer a mi lado durante toda esta travesía, pero si conseguíamos nuestra meta, podría ser tratado con los medicamentos traídos de pueblo Metrópolis, incluso antes de manifestar los síntomas de la peste, - creo que cerraré por un rato los ojos, trataré de descansar mientras llegamos a Ágora -, reposé mi cabeza sobre el espaldar de madera y tratando de sentirme cómoda, cerré los ojos esperando conciliar el sueño que suspendiera por un rato el mareo y las náuseas.
- como guste hermana Teresa, de todas formas, tiene mucho tiempo para descansar, aún estamos a unas 2 horas de llegar -, dijo Melquíades mientras dirigía a la mula con las riendas para que evitara los baches en el camino. Después de unos minutos, logré desconectarme de este mundo perdiéndome en la oscuridad absoluta de los sueños.
Los rebuznos de la mula acompañados de los ruidos producidos por Melquíades para dirigir a la bestia, me sacaron de mi momento de reposo, desperté un poco alarmada mirando a todas las direcciones, preguntando qué pasaba; aun estábamos en el camino al pueblo Ágora, pero reconocía el lugar, no faltaba mucho para regresar al fin a nuestro hogar. Sin recibir ninguna información de mi acompañante, Melquíades bajó de la carreta y corrió hasta un bulto negro en medio del camino, al principio no distinguí la naturaleza de lo que se trataba, pero después comprendí que constaba del cuerpo de una persona.
De inmediato bajé de la carreta y corrí hasta el cuerpo para ayudar, al momento de mi llegada, Melquíades había puesto al hombre boca arriba, una gran costra de arena se encontraba adherida en su rostro, cubriendo su piel azabache, sus labios estaban quebrados, el hombre vestía completamente de negro, portando alrededor de su cuello un clériman, - ¡es un sacerdote! -, dije impresionada al no comprender cómo es que ese hombre había llegado hasta ese sitio en semejante estado.
- ¡pronto, trae un poco de agua! -, ordené a Melquíades mientras me dejaba a solas con el sacerdote, al tocar el hombre en el pecho, comenzó a emitir algunos gemidos, - ¿está herido o golpeado? -, dije con una preocupación creciente ya que no quería causarle más dolor del que seguramente estaba sintiendo, - presto servicio como enfermera en el pueblo de Ágora, si me dice donde le duele quizás pueda ayudarlo -, pero el hombre no decía ni una sola palabra, sus ojos se entreabrían y se cerraban como si estuviera en medio de algún trance.
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INFERNAL: Retorno de las sombras del pasado.©️
FantasySAGA CELESTIAL - PARTE 2. "¿Qué sabes tú de amores toxicos?. Si tú difunto exnovio, no regresó del mismísimo infierno solo para poner todo tu mundo de cabeza. Desamores mortíferos, obsesionados por avivar llamar en un lugar donde ya ni las cenizas q...