Cien cosas |Banginho|

4. Una madre

Jeongin siguio los caminos del señor Bang con cautela, sabia que lo estaba conduciendo de camino hasta su habitación. Recordaba muy poco de ese lugar, solo recordaba ir a jugar en algunos momentos, pero no mas alla de pasar por sus ojos por arriba.

Observo todo con tranquilidad, notando fotos antiguas, algunas de paisajes y otra justo al lado de la lampara de noche, el perfil de un muchacho. Muchos años pensó que era una del señor Bang, ahora que lo pensaba mejor, no estaba tan seguro.

—Es una buena foto ¿No crees?— Jeongin volvió su vista hasta el anciano, asintiendo despacio —Es Minho, brillaba más de lo que el pensaba que lo hacia— El anciano volvio a viajar dentro de sus recuerdos, mirando en algún punto dr su vida. Seguramente recordando el día que fue tomada esa foto

—¿Esta bien señor?— Pregunto en voz baja. El señor Bang asintió despacio, regresando a la actualidad.

—Te mostrare algo antes de continuar— Volvió a repetir las mismas palabras que le dijo cuando apenas habia llegado a la casa. El anciano se dirigió a un mueble antiguo y al abrirlo reveló un conjunto de fotos aconodadas de manera delicada, pequeños retratos o plastificadas. Cuidadas con el paso del tiempo. —Sacamos muchas fotos esos días— Tomó una con sus manos y sonrio mientras acariciaba despacio la imagen. —Las mejores las guarde aquí—

«Cumplir con los puntos de la lista al principio parecía tarea sencilla y sumado a ese fin de semana, no tuvimos que pensarlo mucho antes de cumplir. Buscamos un nuevo restaurante el viernes, aunque terminamos comiendo una comida en la calle, Fuimos a un taller de arte el sabado y compramos helado. Hasta entonces Minho estaba feliz y pronto llenabamos la caja, ademas del rollo.

—Deberiamos llevar el rollo a revelar, en cualquier momento nos quedaremos sin— Le dije ese domingo mientras desayunamos, estaba preocupado —Si seguimos así, se ira nuestro sueldo en fotografias— intente retractarme al recordar que ese lunes Minho no regresaria a trabajar.

—No te preocupes— corto cualquier disculpa que intente hacerle —Tengo todo resuelto— En ese momento sus ojos brillaron. Sonreí como idiota, sabia que algo lo estaba emocionando y que no saldria tan bien, sabia que ocultaba algo más.

Y asi fue. Habia comprado todo el material para preparar un cuarto oscuro, tenia absolutamente todo listo. Excepto lo más importante, un cuarto donde la luz no entrara. Nuesto departamento tenia solo dos hanitaciones y el resto ni siquiera podria llamarse habitacion.
La sala, cocina y comedor era uno solo

—¿Dónde piensas hacer el cuarto oscuro?— Mantener un cuarto oscuro no es tan fácil como parece. Minho lo sabia, su padre fue fotografo y el de pequeño lo ayudo. Aunque las maquinas más antiguas eran incluso mas pesadas.

—Lo haremos en el mio— Dijo decidido. Yo levante una ceja, habia un detalle que no quedaba claro

—¿Y donde piensas dormir?—

—Contigo— Respondió como si fuera la idea mas obvia de todas. Yo reí

—¿Lo dices en serio?— El puso los ojos en blanco unos segundos y despues me miró fijo.

—Chan. Ya hemos dormido juntos— Yo abri mis ojos bien grande, Minho no tenia ninguna clase de filtro.

—No lo digas así— Mis mejillas debieron estar totalmente rojas, aún recuerdo sentir mi cara arder y su risa llegar hasta mis oidos. Le encantaba hacerme sonrojar y lo disfrutaba de verdad.

—Tu cama es grande. Sabes que entramos los dos— Sonrei y no volvi a cuestionar sus ideas.

Asi que empezamos a ordenar las cosas, nos tomo todo ese domingo y parte del lunes para acomodar todo. La habitación de Minho tenia muchas cosas y de repente tenia la mia indundada de él.