2

9 3 0
                                    

Empujé aquella puerta escuchando el típico sonido de una campanilla al abrirse una puerta.
Acomode mi cabello rápidamente en una coleta algo floja mientras me dirigía a la corta fila que había para ordenar. Después de cinco horas ordenando películas según su género y soportando a las melosas parejas que no se decidían por cual película ver, mi descanso había llegado.

Salí lo más rápido que pude de la tienda con intención de comprar un café hasta que a mitad del camino una leve llovizna comenzó a liberarse sobre el cielo de San Francisco.
Saqué mi celular del bolsillo de mis jeans y mientras contestaba un par de mensajes de mis amigas, las cuales estaban comenzado con sus exámenes finales en Argentina, escuché nuevamente la puerta chocar con la campanilla para luego cerrarse. No fue cuestión de segundos cuando pude sentir la presencia de alguien posicionándose detrás de mi. Le resté importancia y seguí viendo los mensajes del grupo de WhatsApp mientras me disponía a esperar a que llegase mi turno.
Después de un par de minutos me encontraba pidiendo un café negro y un muffin de chocolate, pagué y la cajera, luego de indicarme el lugar donde debía retirar mi pedido, me entregó el ticket. Le sonreí sin mostrar los dientes y giré sobre mis tobillos con la intención de ir hacia una mesa pero en vez de eso choqué contra alguien a la vez que pisaba uno de sus pies.
Maldije por lo bajo, típico de ti Caterina, me dije a mi misma.

Acomodé un mechón de cabello detrás de mi oreja y me digné finalmente a mirar el rostro de la persona que mi torpeza decidió chocar. Golpeé mi frente mentalmente mientras deseaba que la tierra me tragara, que oportuna resultaste ser torpeza.

Coffee; cthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora