Dos Bandos [Gustabowl]

»» Parte Cuatro ««

- Supongo que al ver la situación decidieron escapar junto con el botín, son unos jodidos hijos de puta traidores. - Cabel terminó de hablar luego de 3 horas. Conway no había tenido que torturarlo sin embargo le había dado unos cuantos golpes, este sabía que estaba perdido al igual que sus tres compañeros y que de esa habitación no salía vivo por lo que decidió hablar de una vez y ahorrarse un poco menos de dolor del que iba a sufrir por sus actos.

- Vale, hasta aquí llegaste con tu grupito de gilipollas. - Y con esas últimas palabras Conway salió de la sala de interrogatorio mientras le daba la señal a Volkov de que ya había finalizado. Camino por los pasillos de comisaria de forma seria, ignorando civiles y gritándole a policías hasta llegar a su despacho donde supuestamente se encontraban Horacio y Gustabo.

- ¡Bien hecho, supernena! - El mayor le dio un golpe fuerte en el brazo a el de cresta haciendo que se despertara exaltado del sofá- ¿Dónde coño esta Gustabo, gilipollas? Te dije que te quedaras con él. -

Horacio terminó de despabilarse y pestañeo rápidamente para ubicarse, noto que su rubio no estaba a su lado, lo único que vio fue el seño fruncido del superintendente con la porra en la mano, pero se tranquilizo cuando vio a Gustabo riendo en silencio frente a la puerta del despacho con cuatro vasos de café, dos en cada mano.

- Al parecer la vejez le esta afectando la vista, viejo. - El rubio termino de entrar al despacho y dejo que el comisario entrara detrás para luego cerrar la puerta con la pierna, le paso un café caribeño a Volkov mientras le guiñaba un ojo y luego le paso los dos restantes a los demás, un latte para Horacio y uno irlandés para Jack, mientras que él se había traído vodka en un vaso de café para disimular.

- Deja de jugar, capullo. - El superior tomo un poco del café mientras que los otros tres hacían lo mismo.

- ¿Atraparon a los otros? - Gustabo tomo asiento encima del escritorio del superintendente dando un pequeño barrido con su mano mientras cruzaba las piernas y daba una rápida mirada al escritorio

Conway negó - Los hijos de puta escaparon como ratas cuando tuvieron oportunidad. Mande algunos zetas para que los sigan pero no consiguieron una mierda.

Gustabo asintió mientras se terminaba su vaso, "accidentalmente" se le cayo cerca de silla del superintendente pero lo levanto mientras lo tapaba con la otra mano para que no manche el suelo.

- Vale ¿Y ahora que hago? ¿Sigo buscando mierda o que? - Esta vez fue Volkov el que le contesto.

- En este caso debemos discutir su desempeño así que puede retirarse, si sucede algo le avisaremos.

El rubio se levanto de su lugar para despedirse estrechó su mano con Conway y Volkov mientras que a Horacio lo abrazó diciéndole que lo vería luego.

[ . . . ]

Una vez lejos de comisaria tomó su celular, marco el número que sabia de memoria y esperó.

- ¿Lo tienes? - Una voz ronca contestó la llamada.

Gustabo miró dentro del vaso en el que había tomado vodka, había un pequeño pendrive cubierto - ¿Tu que crees? Más fácil que robarle a una vieja en la calle. - Recibió una risa del contrario.

- Vale, te paso ubicación para terminar de una vez. - Y la llamada finalizó.

Una vez que llegó a su destino, que al parecer era una de las tantas sedes que tenia por ahi, bajó del coche que robó y se aproximo al hombre de traje a rayas que lo esperaba con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa.

- Mi niño ¿Cómo estas? ¿Te han tratado bien verdad? No quisiera tener que interrumpir a nuestro querido hombrecillo triste con una bomba en plena comisaría.