night | 05: dead end.

1.3K 153 3
                                    

A veces pasaban los suficientes días para que Sungsoo pensara que esa locura había acabado. Ya que al principio el récord de aguante de Neo eran dos días, apenas dos días que Yoonoh era capaz de aguantarlo en su casa antes de que volviera a escapar, cada vez que pasaban desde los cuatro días sin verlos Sungsoo tenía el mal presentimiento de que no volverían jamás. De que esa etapa extraña de su vida se había terminado.

Ahora llevaba una semana y tres días que no había ni rastro de Neo y, con él, el Señor Vampiro Sexy, lo cual aunque odiara admitirlo la tenía algo nerviosa. Contando ya el que hubieran pasado dos meses desde la primera vez que Neo entró a su departamento, se podría decir que se había acostumbrado. A que el murciélago buscara de su aroma por todos lados, y a que su dueño pasara todo el rato con su peor cara de fastidio y sus respuestas no muy simpáticas. Era una dinámica que por más rara, le había traído un nuevo evento a su monótona vida humana.

Una semana y tres días en que siguió yendo a dormir imaginando escenarios en los que, extrañamente, era despertada por un pequeño animal volador cayendo sobre su cabeza. Se decía que era miedo, paranoia, pero ella sabía muy bien qué era lo que sentía cuando pasaba otro día y no aparecían. Sabía que rogaba por que así lo fuera a la siguiente noche, delatándose al vestir cada vez pijamas más decentes cuando antes apenas usaba.

Siendo así, casi entró en crisis cuando Doyoung simplemente le avisó que pasaría por su casa a ver una película. No era extraño que de vez en cuando sus amigos la obligaran a recibirlos en su propio departamento, porque en verdad si no era así no había forma de verla fuera de la universidad. Y como usualmente ella misma les daba permiso de que ellos decidieran todos sus planes con tal de no salir de su departamento, se vio incapaz de declinar sin levantar sospecha.

Consciente de que se suponía que en cualquier momento podrían aparecer sus nuevos amiguitos, de los que todavía no les hablaba a sus originales amigos pues no sabía cómo hacerlo sin que la tacharan de loca. Doyoung específicamente estaba segura de que la regañaría por dejarse meter en ese asunto. Por solo aceptar que un tipo entrara a su casa cuando le diera la gana con lo que parecía la excusa más pobre de todas. La regañaría por creerse la excusa, obvio.

Esa era la única noche en la que rezaba que no llegaran ni Neo ni el vampiro ni tampoco Doyoung –quien era la sola razón por la que no quería a los primeros dos ahí–, y fue justo la noche en la que después de tanto tiempo entraron éstos por su ventana. Se encontraba tumbada en su cama jugando con su teléfono, esperando a que fuera la hora acordada con el híbrido de conejo, cuando escuchó el aterrizaje del pesado vampiro y sintió la fuerte presencia conocida en la habitación.

—¡Nooo! —lloriqueó teatralmente de inmediato, arrodillándose sobre su cama, viéndolos a ambos como si hubiera sucedido una tragedia. El Señor Vampiro Sexy solo alzó una ceja en su dirección por medio segundo y luego desvió la mirada en dirección a la gran repisa que abarcaba la mitad de una de las paredes de su cuarto, lo que siempre hacía últimamente y siempre la ponía nerviosa porque sentía que veía algo que ella no. Ya había quitado las tantas fotos vergonzosas de su infancia, así que no sabía qué le podría interesar de ahí.

Yoonoh caminó por la habitación como si fuera suya, con la espalda recta y la frente en alto, ni siquiera se tomó la molestia de saludarla apropiadamente. Ni siquiera después de tanto tiempo. Solo rodeó la cama con el rostro tan inexpresivo como siempre, sentándose en el sillón que Sungsoo tenía casi frente a la repisa y él había escogido usar desde quizás el segundo encuentro. Era muy incómodo que estuviera de pie, a veces Sungsoo necesitaba usar su escritorio si tenía que hacer una tarea, y se sentía inapropiado que se acostara en la cama.

Por ende, el sillón era suyo.

—Intenté convencer a Neo de quedarse en casa con montañas de sus frutas favoritas, pero cuando las acabó siguió buscando salir. Hizo un hueco en las rejas que instalé y esta vez no pude evitarlo —informó como desganado, como solo porque sabía que Sungsoo estaba sorprendida después de que faltara todo ese tiempo y llegara tan repentinamente. Al hablar nunca parecía que lo hiciera necesariamente con muchas ganas, mas esa noche genuinamente se notaba que estaba cansado de tener que pasarla así.

¿Quién sabe?, quizás el Señor Vampiro Sexy hasta tenía planes. ¿Cómo podría saberlo si siempre viste y se ve como si fuera a una sesión de fotos?

—Bueno, yo lo extrañé —soltó antes de haberlo pensado, y al acabar hasta se golpeó en la frente por ser tan imbécil. No se supone que le diría que había estado esperando que regresaran, no obstante agradecía a todo lo posible por nada más haber hablado sobre Neo. Porque muy por dentro sabía que no sería lo mismo si solo venía el torpe murciélago, aunque la compañía del vampiro fuera más que todo incómoda. Sus únicos temas de conversación parecían ser la revoltosa mascota, y el que uno fuera un vampiro y el otro un humano. Igual, siempre Sungsoo fue, a pesar de ser asustadiza también, curiosa, y Jaehyun le decía cosas que no veía en los libros, una vez lograbas pasar el sarcasmo y preguntabas lo correcto—. Y ¿rejas? ¿Vives en una clase de cárcel o algo así?

—No, pero no enjaularé a Neo y solo se me ocurrió asegurar las ventanas —se encogió de hombros, todavía sin voltear a verla, y aún así ella asintió atenta. No quitaba por nada del mundo esa cara ni el tono de disgusto, y Sungsoo no sabía si estaba esperando a que algún día se relajara con ella o a que terminara de explotar e insultarla. Igual, no se imaginaba que el poco convencional vampiro pudiera hacer algo más dañino—. Aunque no sirvió mucho, como puedes ver —refunfuñó amargado.

—Si no quieres que tu mascota salga volando no tengas una mascota voladora —razonó inconscientemente en voz alta una vez más, y casi salta por esa ventana de la forma en la que, aunque por el único tiempo como para que apenas fuera capaz de notarlo, el vampiro la vio como si verdaderamente estuviera harto y a punto de explotar e insultarla. Nunca había visto unos ojos tan filosos e intimidantes, y a pesar de que venían del supuestamente inofensivo vampiro decidió que lo mejor era quedarse callada.

Volteó para distraerse con Neo, que estaba regocijándose al restregarse completamente en los jeans que había llevado ese día, y entonces el timbre sonó.

—Oh, mierda. Doyoung.

Night || Jung JaehyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora