Spider-Mark! || markhyuck ||

4

— Entrega tu bolso o juro por Dios que te dispararé — espeta el hombre, apuntando un arma directamente a la cara de Donghyuck. Probablemente esperando a que le entregue su mochila Alexander McQueen de 3k, de cuero puro y única en su tipo.

— Uh, es McQueen y muy caro, así que no creo, mierda — se burla Donghyuck, absolutamente ofendido por cómo este hombre pensó que podría cobrar tres meses de salario con una pistola caprichosa.

— ¡¿Mc-qué?! ¡No me importa todo eso, solo dame la maldita bolsa! — Grita, con la cara enrojeciendo lentamente de ira.

— Bueno, primero, estoy extremadamente ofendido de que no sepas quién es Alexander McQueen, todo un genio cuya idea no solo ha cambiado el juego de la moda, sino que también ha revolucionado la idea de utilizar dicha moda como plataforma para hablar sobre temas reales. ¡Qué ignorante! Segundo, si realmente quisieras que me asustara, habrías traído una motosierra entera en lugar de esa ... esa pistola de agua —
El arma comenzó a temblar en la mano del tipo, y Donghyuck la miró,

— ¡Cállate y dame la maldita bolsa!—

—Tal vez si supieras quién es McQueen, ya tendrías la bolsa—gruñe Donghyuck, haciendo un gesto masivo de poner los ojos en blanco y gruñir en desgracia.

El hombre se acerca y levanta más su arma, haciendo todo lo posible para parecer ultra intimidante. 

— ¿Alguna vez dejas de hablar?— grita el hombre, el arma ahora descansa ligeramente sobre la frente de Donghyuck.

— No. Además — comienza el pelirrojo — si me disparas desde cinco metros de distancia y cinco centímetros de distancia tiene exactamente el mismo resultado: me muero. Entonces, ¿podemos, por el amor de Dios, establecer un espacio personal? — soltó —Digo, no quiero ser ofensivo ni nada, pero respiras muy fuerte y se está volviendo difícil pensar — dice Donghyuck, con su mejor sonrisa desarmadora. Lo cual, desafortunadamente, no ayudó mucho a desarmar al hombre armado con una pistola.

No estaba seguro de cuánto tiempo más podría correr la boca sin causar una reacción del pistolero, pero decide que si va a morir, saldrá con estilo. 

También piensa que alguien, en algún momento, debió haber escuchado la conmoción y decidió llamar a la policía. Jesús, no es como si estuviera oscuro, son las 5 de la tarde (un momento estúpido para asaltar a alguien, puede agregar) y algún otro idiota también debe haber elegido tomar el atajo y caminar por el callejón. Así que elige su opción de continuar distrayendo al ladrón con su deslumbrante ingenio hasta que alguien venga. Pero, de nuevo, están en Nueva York y los neoyorquinos son unos bastardos.

Mierda, en realidad puede morir.

Puntito