Sherlock sabía que él y John se amaban, solo necesitaba convencer al rubio para poder lograr algo, por ello, lo más eficaz sería idear un plan, aunque la amabilidad de su amigo le pueda jugar en contra.
@Aylen-Moonlight gracias por la portada, te lo agradezco muchísimo.
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Los instrumentos tocaban una suave melodía que él no reconocía, lo que sí sabía es que era música de salón y se bailaba en parejas, por lo que veía, otra cosa que no sabía y le estaba comenzando a molestar era que no tenía ni idea de a dónde carajo se había metido Sherlock.
Estaban en medio de un caso y eso no servía de nada para tranquilizarlo, estaba preocupado, apenas le viera le explicaría por qué no se podía alejar sin comunicarle a dónde iba, le enumeraría todas...
–Ten– John se volteó bastante molesto.
–¿A dónde fuiste? – preguntó ignorando lo que Sherlock le ofrecía.
–Conocer el lugar, vías de escape y escondite. Es de mala educación dejar a alguien con la mano extendida.
–Estamos en un caso y de todas formas ¿Desde cuándo te importa la buena educación?
–Desde que debemos aparentar que somos de clase alta, y tómalo, te hará parecer más casual y calmará tus nervios.
–No son nervios- John tomó el vaso y le dio un trago, whisky, hizo una mueca y continuó- es enojo, debes avisarme a dónde irás, no puedes dejarme desinformado.
La verdad, estaba seguro de que Sherlock ya no le prestaba atención, decidió callarse y guardar esos reproches para después y así observar a su compañero que, debía admitir, se veía bastante atractivo.
Vestía con chaqueta blanca de solapas negras que se ceñía perfectamente a su cintura y en el bolsillo un bonito pañuelo negro, la camisa también era blanca, modelo clásico con botones negros, en su cuello un elegante corbatín negro, para abajo traía pantalones negros, eran sueltos, pero no tanto, apretando sus muslos y estratégicamente un lugar de su anatomía haciéndose casi imposible no mirar hacia allí, los zapatos eran muy elegantes, un bello modelo spectators en blanco y negro en tono mate.
Todo el conjunto le quedaba espectacular, su piel se veía cremosamente pálida, contrastando con sus hermosos y alocados rizos negros que hacían un magnífico juego con sus inquisitivos y misteriosos ojos de color indefinible.
John estaba seguro de que se había mandado a hacer ese traje, y no le hubiera molestado si sólo hubiera comprado uno, pero no, a Sherlock se le ocurrió gastar una fortuna (de eso estaba seguro) comprándole uno a él también, incluso con la inteligencia de John se podía deducir que lo que llevaba puesto se había hecho a su medida, la verdad no le molestaba mucho, le incomodaba que su compañero había gastado tal magnitud de dinero en él.
