Prólogo: Noche de monstruos

46 12 7
                                    

Aquel desgarrador grito corta la noche en cuestión de segundos, acelerando los latidos de mi corazón, ya agotados e irregulares por el terror

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aquel desgarrador grito corta la noche en cuestión de segundos, acelerando los latidos de mi corazón, ya agotados e irregulares por el terror.

Mi vestido roto se enreda en las ramas del oscuro bosque, y en mis brazos se abren dolorosas heridas por el entresijo de árboles. Sujeto mi vestido con las manos delanteras, a la par que volteo para mirar si me seguía.

Veo un movimiento entre los arbustos. Rápido, invisible.

¡No! ¡No lo mires a los ojos!

Por favor, no lo hagas. No me dejes sola al igual que todos. Si miras esos... extraños ojos, tu mente enloquecerá.

Es lo único que te pido.

Segundo ruido. Jadeé y aferré el frontal de mi vestido para no caer cuando algo surcó el cielo en mi dirección.

Posiblemente un espejo.

Mantén la mirada, no lo mires, te lo ruego.  Se que te llama, que te grita que lo observes, que confíes en él a pesar de saber que es un pecado mortal.

Nadie ha sobrevivido. Nadie lo consigue. Nadie sostiene su mirada más de tres segundos sin acabar con una flecha clavada en el corazón.

Siente. Respira. Concéntrate. Grita.

Pero nunca lo mires a los ojos.

"Escóndete, ¡rápido!" Eso es lo que te dicen las voces en tu cabeza. Pero ante esto no puedes. No puedes huir de ese caos, de esta pesadilla. Te advertí que una vez que lo mirases a los ojos, una vez que lo escuchases, que lo dejases entrar en tu cabeza, te destruiría por dentro hasta convertirte en una manzana envenenada. En un recuerdo olvidado en su hilo de pesadillas.


Mis mejillas se arañan por el espesor del bosque, y corro lo ,máximo que puedo con esa figura a mi espalda.  Con su figura.

Veo la cabaña al fondo del bosque. Perfecto.

O puede que no tanto.

Abro la puerta, cruzo el candado desde dentro, sin antes revisar si hay alguien más en el lugar. Posiblemente más espinas. Pero la principal hoy, era yo. Me lo gané al huir de él, al retarlo.

Tiro la puerta abajo, la segunda en dirección a la zona protegida. Cierro los ojos y visualizo el espacio: oscuro, singular, pequeño. Una tormenta en el silencio.

El armario de las pesadillas.

El lugar en el que las criaturas de la noche se alimentan de mi dolor. El lugar en el que aquellos monstruos se cuelan en mi mente.

Abro el armario vacío y me cuelo en el interior. Cierro con pestillo nada más entrar, me siento pegada a la pared a mi espalda y recojó mis piernas, evitando que se vean desde el exterior.

Ya sé lo que debo hacer. Aguanto la respiración. La escucharía.

Cierro los ojos varios instantes. Los sentiría.

Me concentro en la luz que se cuela por las rejillas,  salvándome de la completa oscuridad. Lo notaría. Notaría mi miedo.

Justo en ese momento, se escucha un sonoro golpe en la puerta principal. La han tirado abajo.

Me aprieto contra la pared a mi espalda y trato de ralentizar mi respiración.  Sus pasos bajan por la escalera y se paran frente a la puerta. Veo su figura por las rejillas.

Al no notar nada, se aparta y sigue bajando. Respiro. Ya está, estoy a salvo.

Pero es entonces cuando la joya que él me regaló cae al suelo, produciendo un pequeño tintineo.

Un tintineo dulce y metálico. Pero letal.

Espero sus pasos, su risa, su voz.

Pero tan solo recibo  silencio.

Un vacío y escalofríante silencio cuando sabes de quien te hablo.

Porque el silencio significaba que tus peores pesadillas te rodeaban, que te sonreían con maldad, preparadas para apoderarse de ti.

Porque el silencio significaba que me había encontrado.

El silencio significaba que él estaba junto a mí.

Peligroso, ardiente y retorcido, lastimando mi piel, reduciéndola a cenizas.  Esa sensación de querer gritar pero no poder, ¿Ya sabes quién es, verdad?

Aún no te he dicho su nombre y ya estás temblando.

Cuando habla, su voz congela todo mi cuerpo, reteniéndome en una jaula invisible.

—Feliz noche de los monstruos, preciosa.

Justo cuando grito, unas manos se posaron sobre mis labios, silenciándome, arrastrándome en la oscuridad, ignorando mi terror.

¡No! ¡Lo has mirado! ¡Te lo rogué!

Ahora él sabe dónde estás, sabe lo que estás haciendo.

Te siente, te huele, te llama. ¿Ya notas su voz en tu cabeza, verdad?

Notas la fuerza de este caos, de sus ojos aclamándote. 

¿Ya lo hueles, no? El olor a quemado, a un lago congelado por el frío, preparado para arder en llamas. El olor de la pre muerte.

Ya sientes la curiosidad por esta historia. Te ha atrapado.

Te ha atrapado al igual que hizo conmigo.

Yo era como tú. Ahora solo soy un viejo recuerdo olvidado.

En eso te convertirás. Porque ya has entrado a la partida. Ya has entrado a su juego.

Y una vez que entras, si sobrevives al proceso, lograrás salir. Oh, por supuesto que lo harás.

Pero envuelta en las llamas de tu mente, ardiendo como un viejo recuerdo olvidado por todos.

Porque así es como acabamos todos en esta historia.

Locos.

    ——

Hey!!! ¿Que tal estáis?

Aquí está el prólogo de mi segundo libro con sentido, Madness, espero que lo disfruten leyendo tanto como yo he disfrutado escribiéndolo.

Déjenme sus votos, por favor, me ayudan a crecer.

Feliz Halloween mis pequeños monstruos

Puede que con algo de cariño esta vez

                                                    Izzy ;)

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 01, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MadnessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora