El ave miró preocupada a su amo desde el marco de la ventana. El calor del hombre no había hecho más que empeorar a lo largo del día. Estaba cubierto de sudor, sus músculos seguían flácidos, y mentalmente se sentía al borde del colapso. Las únicas señales de que seguía consciente eran los gemidos lastimeros que se le escapaban cada vez que sentía cómo la presión se acumulaba en su zona inferior, húmeda y desesperada por atención. La sensación de insatisfacción era verdaderamente insorportable, lo estaba volviendo loco.
Su consuelo fue la compañía de Brooke, que si bien le brindaba algo de apoyo, le avergonzaba el simple hecho de que su amiga más cercana tuviera que verlo en ese estado. Por eso mismo le abrió la ventana, para que no tuviera que verlo así (y de paso que la habitación se ventilara), pero el ave rehusaba a dejarlo solo.
—Estoy bien, Brooke...— Murmuró a duras penas cuando vio a su compañera posarse en la cama junto a él. Con cuidado llevó su mano temblorosa hacia el plumaje de Brooke y la acarició en un intento de tranquilizarla. Ella, sin embargo, no parecía muy convencida.— Pasará pronto...
Y puede que en realidad no estuviese bien, pero lo estaría si seguía las instrucciones de Emily; debía tomárselo con calma y anidar. Pero, ¿a qué se refería con anidar exactamente?
Lo primero que se le vino a la cabeza cuando lo mencionó era un nido de pájaro, hecho de ramitas, pero como seguro que no era nada por el estilo no comentó nada al respecto. Cuando volviese resolvería todas sus dudas, esperaba.
No tenía palabras para expresar lo agradecido que estaba por la ayuda de la beta, incluso aunque no pudiese darle el tipo de ayuda que verdaderamente necesitaba. A cada segundo la idea de dejar la razón de lado y arrastrarse en busca de un alfa que pudiera ayudarle como quería sonaba más apetecible.
Era un pensamiento impertinente e inmaduro, pero natural. Ni siquiera la consecuencia de quedarse en estado sonaba tan mal... Todo eso se debía a su naturaleza omega apoderándose de su cabeza, y cada vez era más difícil nadar a contracorriente.
Un par de toques en la puerta lo sacaron de su lucha interna. Se tensó por un momento, hasta que la voz suave característica de Emily sonó al otro lado. Nuevamente se incorporó en la cama como pudo, tratando de parecer mínimamente decente ante ella, y se preparó para recibirla.
—A-adelante.— Dijo con cuidado una vez reposicionado.
Emily entró por la puerta de forma discreta, cerrando la puerta en cuanto entró.
Los ojos de Eli no tardaron en notar aquella tela verdosa que cargaba en su brazo izquierdo, seguidamente su olfato fue el que se encargó de reconocerlo. Sus ojos se ensancharon con deleite.
Era un aroma fuerte, pero cautivador. Un olor fresco y natural, como la hierba mojada después de una tormenta, pero con un toque dulce adictivo. Realmente podía bañarse en ese olor.
No entendía cuál era el motivo detrás de esa dependencia irracional, ni le importaba. Su mirada estaba ahora fija en la prenda, y Emily no tardó en darse cuenta. Una pequeña sonrisa se estiró en sus comisuras.
—¿Le gusta? Puede quedársela durante su anidación, le ayudará.— Dio unos pasos hacia la cama del omega, no se hizo derogar y le tendió la prenda.
Sin poder ocultar su impaciencia hundió la nariz en la tela, inspirando el olor divino que emanaba.
Verdaderamente era adictivo. Ya podía notar cómo su cuerpo se emocionaba de nuevo.
Cuando finalmente tuvo la decencia de apartarse de la tela, pudo mirarla de forma superficial. Su corazón revoloteó al identificar la prenda en cuestión, la sangre subiendo furiosamente a su cara.
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Nesting owl - NaibEli
FanfictionEli no apareció ni en los partidos de la mañana, ni en los de la tarde, ni en los de la noche. Naib busca explicaciones y termina encontrandose con algo que no debería. Palabras: 7.943