Noche de Halloween

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  Se acerca a su armario y saca su campera de abrigo celeste, se mira en el espejo de su habitación, y sale hasta la puerta de su casa, donde se encuentra a su madre.

-A esta hora vas a salir?

-Si madre, voy a tomar un poco de aire, al rato regreso.

 Dicho eso Leyna agarra sus llaves que estaban dentro de una cajita en la mesa de la entrada y sale, en ese momento suenan las 12 campanadas de la iglesia. Del otro lado de la puerta había una carta color negro, lo cual es inusual ya que las cartas se tiran por debajo de la puerta durante el día. Se agacha para agarrarla y se la mete dentro del bolsillo izquierdo de su campera para empezar a caminar sin un rumbo fijo.

 Le parece gracioso ver correr a decenas de niños disfrazados ir de casa en casa y de puerta en puerta a pedir golosinas y chocolates, y más aun ver como se atragantan comiendo cantidades absurdas de caramelos.

 Llega hasta un banco de una plaza y se sienta a observar a la nada misma y dejarse llevar por sus pensamientos, en un momento, la curiosidad despertó en ella, necesita saber que tiene la carta que encontró cuando salió de su casa. Sabe que tiene prohibido abrir cartas sin antes dársela a su madre, pero su intriga es más fuerte.

 Abre su bolsillo izquierdo y saca la carta de sobre negro, no tiene nombre ni tampoco dice quien la envía, ya empieza a parecerle raro pero intenta abrirla igual, saca el papel que tiene dentro, es amarillo de lo gastado de es, y está escrito con computadora:

"Buenas noches señorita Leyna, supongo que estarás leyendo esto mientras estas sentada en algún banco de tu plaza favorita...

 En ese momento se le pusieron los pelos de gallina, ¿Qué es esto? Pensó.

... y también es normal que te preguntes como se esto, o quién soy, pero eso lo vas a tener que averiguar vos sola. Bienvenida a mi juego."

 Lo primero en pasar por su cabeza fue un " ¿Qué carajos?" Y si, definitivamente empezó a sentirse observada y perseguida sobre las personas que tenía cerca. Se levanto del asiento y volvió a meter la carta en su bolsillo así nomas haciendo que probablemente se arrugue toda, y fue caminando, más bien corriendo, hasta su casa. Nunca había sentido tanto placer de girar la llave en la cerradura de su puerta hasta esa noche.

 Su madre estaba esperándola sentada en el sofá de su living.

-Volviste rápido, y... porque esa cara? Parece como si hubieras visto un fantasma, y eso que solo son personas disfrazadas...

-No es nada, solo que alguien me pego un susto cuando caminaba, es todo.

 Y sube corriendo a su habitación, cuelga su abrigo nuevamente en su armario, y se pone el piyama para finalmente meterse en su reconfortante cama. Tratar de conciliar el sueño resulto imposible, miles de preguntas invadían su mente, ¿Quién es este acosador? ¿De qué juego habla?. Espera que esto haya sido solo una broma de mal gusto de alguien del barrio, y prefiere no decir nada a su madre, seria agregarle una preocupación más.

The black cardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora