Despertó exaltado, sintió un suave y cálido tacto bajo su cuerpo.
Estaba en su casa, más específicamente en su cama. Suspiró al recordar que lo último que había sucedido era que, tanto él como los comisarios se habían pasado de tragos y fueron haciendo gilipolleces por la ciudad, hasta que al último momento se dignaron a llevarlo a su hogar.
No.
Casa, no hogar.
La habitación estaba a oscuras debido a las cortinas cerradas aunque unos rayos rebeldes hacían lo imposible por irrumpir en la oscuridad de éste.
Al conocer el lugar donde se encontraba la poca luz no fue un problema para movilizarse, llegó a la puerta y sin esperar, tomó el picaporte abriendo de manera algo violenta.
La extrema claridad lastimaba sus cansinos ojos pero aún así avanzó con pasos firmes hacia su cocina.
Sentía un extraño presentimiento pero no sabía sí era de algo bueno o malo, además de una desconocida presencia que le hacía sentir incómodo.
Trato de pensar que solo era su típica paranoia, después de todo siempre podía estar siendo vigilado debido a su posición en la policía y todos sus enemigos.
Pero esa vez era extraño.
Sentía que algo estaba ahí.
No de manera retórica ni omnisciente.
Algo o alguien estaba ahí.
En la comodidad de su casa, invadiendo su privacidad y lo peor de todo es que no sentía miedo. Era como si en el fondo ya supiera quién estaba ahí.
Como si lo esperara.
Finalmente bajó las escaleras, dirigiéndose a su cocina donde le recibió una figura dándole la espalda. Sin dudarlo ni un segundo se dirigió a uno de los cajones de la isla y sacó una pistola de esta, apuntando justo a la cabeza del individuo.
— Tienes tres putos segundos para explicarme que cojones haces en mi puta casa, anormal, si no quieres ver como te vuelo la puta cabeza a tiros, capullo.
Para dar a entender que estaba hablando en serio quitó el seguro del arma.
— Oh, me gustaría verte intentar eso, perraco.
Y finalmente vio el rostro de aquella persona.
¿Persona? ¿Realmente aquello era una persona?
Su vista rápidamente se dirigió a los ojos del hombre.
Rojos.
Sus putos ojos eran rojos y tenían una pupila de gato.
Y para terminarla de cagar finalmente notó los colmillos que resaltaban en su sonrisa tan burlesca, sin reparo alguno terminó por notar los extravagantes cuernos.
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Soft Devil
Fanfiction𝑫𝒐𝒏𝒅𝒆 𝑱𝒂𝒄𝒌 𝑪𝒐𝒏𝒘𝒂𝒚 𝒊𝒏𝒗𝒐𝒄𝒂 𝒂 𝒖𝒏 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒏𝒊𝒐 𝒚 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂 𝒕𝒐𝒕𝒂𝒍𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒆𝒏𝒂𝒎𝒐𝒓𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒆́𝒍. ● 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝙹𝚊𝚌𝚔𝚊𝚌𝚒𝚘 ● 𝙲𝚘𝚗𝚝𝚎𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚑𝚘𝚖𝚘𝚜𝚎𝚡𝚞𝚊𝚕 ● 𝙰𝚄 𝚍𝚎 𝚍𝚎𝚖𝚘�...