La liga Pokémon había terminado hace poco, por las calles se celebraba la presentación de un nuevo campeón, pero una persona en particular no se sentía a gusto con el ambiente.
La chica iba caminando cabizbaja, había guardado a su fiel amiga Morpeko, no quería que se preocupara innecesariamente. A pesar de su tren de pensamientos, su semblante era apagado, serio, de mirada fija como siempre la ha expresado. Era difícil de leer su emoción.
No sé por qué sigo pensando en ello, al fin y al cabo, que el resultado era obvio, no solo di lo mejor como entrenadora, pero por qué en otro plano siempre me sentí opacada, como si no pudiera estar en sintonía con él. En cambio, ella coincide perfectamente, sus energías pueden ser intercambiadas y uno no se daría cuenta, yo solo siento que con él discreparíamos, ¿acaso por eso me quise distanciar? hasta tuve la oportunidad de decir que no lo hiciera, ella me lo preguntó, como si hubiese leído mi rostro y no quería hacerme sentir mal.
La chica se sienta en un columpio y se empieza a balancear lentamente, levantaba sus pies mirando hacia sus botines. Se detiene, revisa su vestuario. Llevaba un vestido corto rosado y una chaqueta negra. Suspiraba pensando en lo que podría estar pasando en el lugar del que se fue, estaba celebrando con su grupo de amigos, entre ellos, uno que no llevaba conociendo mucho, oriundo de Kanto, que viajó en parte con ellos junto con su Pikachu. Toma la pokebola de Morpeko y la contempla.
Al menos a ti te fue mejor, imagino que esa ratita enamorada debe estar buscándote, que envidia. Lo que es yo, solo lamento haber tenido que ver cómo la primera persona que me regala una sonrisa tan sincera, sencilla y gentil, se la dedique a alguien más, a mi mejor amiga. ¿Por qué tuve que ver eso? maldito ponche, Gloria se vuelve una completa idiota cuando lo hacen muy fuerte. Pero de todas las idioteces que ha hecho, sincerarse conmigo y yo dejar que se lo lleve es pendejada por partida doble, de ella y mía. Ese Ash, pese a notar cómo ella se le arrimaba sobre las piernas y le daba ese beso, buscaba ser educado con ella y acomodarla, Ash odia el olor a ponche, igual debió ceder después de que me fuera, ella es linda, entusiasta, cuando sonríen juntos es como si hubieran ensayado hacer la misma emoción, y ese maldito de Hop aplaudiendo, no aguantaba ver eso.
De a poco, una delgada capa de neblina se posaba en el exterior, los sonidos de la gente se iban apagando de a poco. Solo usaba sus pies para mover el columpio lentamente. No quería regresar aún. Usó los dedos índices de sus manos para empujar los bordes de sus labios hacia arriba, como si sonriera.
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¿Qué hiciste ese día para hacerme sonreír? Tan contagiosa fue esa conversación sin sentido mientras se hacía el guiso, que terminaste con los ojos abiertos por que sonreí. Solo fuiste tú mismo...
Marnie sentía como de su rostro corrió una solitaria lágrima mientras soltaba los bordes de sus labios. "Solo fuiste tú mismo..." decía mientras se limpiaba la lágrima y agarraba las cadenas del columpio. De repente, una mano se posa sobre la suya desde atrás, sosteniendo las cadenas juntos. Marnie mira hacia atrás en sorpresa y no era nada más y nada menos que el chico en quien ha estado pensando todo este rato, aquel de cabello azabache desordenado y sus ojos marrones, lo reconoció porque lo vio de la cintura para abajo.
