CAPÍTULO I

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05 de Septiembre

Tic tac...tic tac...

Eso era lo único que se escuchaba en la fría sala,el sonido del viejo reloj colgado en la pared,de vez en cuando el viento golpeaba un poco el cristal de la ventana o se escuchaban pasos provenientes del largo pasillo continuo,pero reinaba el silencio.

La pequeña habitación estaba llena de plantas y carteles con frases motivadoras, El mejor momento del día es ahora,Energía positiva resultados positivos,Lo único imposible es aquello que no intentas... de todas formas,la estancia estaba teñida por una sensación de frío y soledad.En el gran escritorio, posicionado perpendicularmente a la ventana,se podía divisar una carpeta que ponía Noa Dubois Moreau, y la mencionada balanceaba sus ligeros pies en el borde de la camilla.

A pesar de su edad,aparentaba ser una chica de 16 años,ya fuera por la delgadez de su cuerpo o su baja estatura era difícil creer que la muchacha ya tenía los 18 cumplidos.El cabello negro,lo llevaba ligeramente por debajo de la cintura, puesto que desde su llegada al Hospital Severa no se lo había cortado.Pese a la pluralidad de veces que se lo habían sugerido,Noa mantenía la posición de mantenerlo largo.Y es que si algo estaba claro,es que esa postura era inquebrantable.

El Dr. Rámirez le estaba haciendo esperar demasiado, pensó Noa.

Hoy era un día importante, iban a evaluar si le daban el alta,y sorprendentemente para todo el mundo,no estaba inquieta.La joven era admirada u odiada por su  inexpresividad,daba igual lo que ocurriese,Noa siempre mantenía una postura ausente e indiferente.No se conocía mucho sobre su pasado, existían rumores sobre que era debido a un posible atraco en su infancia,aunque otros preferían la historia de que le habían roto el corazón.Ninguna se acercaba a la realidad,lo que sí se sabía es que Noa Dubois apareció un día en la puerta del antiguo Orfanato Domínguez y nadie sabe como.Todo lo demás,son simples y bobos rumores.

"Bien,veamos Noa,has progresado mucho estos últimos meses" Anunció el Dr. Rámirez animadamente al entrar en la sala"¿cómo te sientes?" se sentó en la oscura silla y comenzó a mirar los documentos anteriores.

El Dr. Rámirez era el típico cuadragenario considerado atractivo, tenía entradas y alguna que otra caña, por no hablar de las arrugas que comenzaban a salir en su rostro,sin embargo el hombre se mantenía en forma y aparentaba tener menos edad.Noa suponía que la mujer rubia que venía todos los viernes sería su esposa,por el parecido a ella que tenían los dos niños pequeños de los marcos situados en su escritorio.Parecían bastante felices,pero ¿cómo no estarlo? el Dr. Rámirez fuera donde fuera deslumbraba la habitación,y Noa tenía que admitir que su mujer no se quedaba muy atrás.Los envidiaba.

"Veo que no vas a hablar" suspiró el hombre con una media sonrisa "lo has conseguido Noa,te han dado el alta" en ese momento,la chica de ojos verdes no lo admitiría,pero sí sonrió ligeramente.

***

"Aquí tienes tus pertenencias" le dijo el guardia amablemente. Noa,como de costumbre,se limitaría a recogerlas y a marcharse.No era una persona de muchas palabras.

La francesa, de mayoría de edad, no tenía ni idea de lo que iba a hacer, tenía pensado trabajar, rentar un piso y vivir hasta que le llegase su hora...

Pero la pregunta era ¿por dónde empezar?

Para su sorpresa,habían ido a recogerla.Allí estaba María Rojas,su mejor amiga,por no decir la única amiga que tenía.Era un año menor que ella,sin embargo,la admiraba mucho.María era una chica castaña de ojos oscuros. No era muy alta, aunque para Noa era lo suficientemente alta.Quién no lo sería midiendo 1,55. Con todo, lo que más le gustaba de ella era su positividad, pasase lo que pasase María siempre sacaba el lado bueno de las cosas.

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