2. Amigos de la infancia

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 Karen y yo fuimos a buscar nuestro horario, ya con ellos en mano nos separamos para ir nuestras clase. Cuando estoy frente a la puerta del el aula de matemática, que es la que tengo a primera hora, doy dos golpecito con las manos en puño.

Quien me abre es una mujer de unos cuarenta y algo, no se, con una enorme sonrisa que alumbraría una cueva entera, y tiene un cabello rubio muy largo en una cola alta, esta debe de ser la profesora Bianca Enrique.

— ¿Usted es la señorita Stevens? —Asiento con la cabeza — Pasa adelante te estábamos esperando — Esta profesora si es extraña, primero me recibe con una sonrisa, ¿Quién demonio esta tan feliz un lenes por la mañana? ¡¿Quién por Dios?! Y luego no me regaña por llegar tarde, aunque no debería de quejarme...

Le respondo la sonrisa, luego entramos a la clase. Visualizo un asiento vacío adelante, voy a dirigirme a ese sitio, pero la voz de la profesora Enrique me detiene.

— Señorita Stevens venga a presentarse — Ella lo dice tan bajo para que solo yo la pueda escuchar, su voz es tan dulce, quién lo diría, todavía existen profesoras con voz dulces. 

¡¡ESPEREN!! ¿¡Qué demonio ella dijo?! Me quede tan embobada con su voz, que ni siquiera me acordaba de lo que dijo, Por eso me quedo estática en mi lugar, algunos estudiantes se percatan de mi acción, joder no me gusta esta adelante de las personas...

— ¿Stevens te encuentras bien?

— Si profe, pero es necesario hacer esto — me volteo para poder quedar frente de ella

— Claro Stevens, eres nuevas, tienes que presentarte.

Ok An, solo piensa en otra cosa, piensa en chocolate, no, luego me quedare parada frente a todos babeando, luego se burlaran de mi para toda la eternidad, o puede ser que me caiga o que se me caiga la falda, ¡si! Eso, puede ser eso, mejor le digo la profesora que me duele mucho la cabeza, y que tengo que sentarme para mejorarme.

Cuando voy hablarle a la profesora, ella hace una seña para que me detenga, niega con la cabeza  y se encamina hasta ponerse donde todos la vean, al frente del aula.

Carraspea la garganta para llamar la atención de todos, que estaban haciendo sus "clases", cuando tiene todas la miradas encima de ella, unas con curiosidad, otras con aburrimiento, hasta creo haber visto alguien cabeceando su cabeza por el sueño, frunzo el seño por eso, y suelto una pequeña risa...

— Buenos días. Señor Eduardo preste atención, deje de estar durmiendo, sabe que  le eh hablado varias veces...— Aprovecho el sermón que ella le esta haciendo al muchacho llamado Eduardo para caminar sigilosamente para que no se de cuenta de mi pequeño escape de su campo de visión y se olvide de mi, pero fallo en mi  micción. — Bueno, volviendo a lo que le decía, Señorita Stevens pase adelante por favor.

¿¡Por qué a mi Dioooos!?

Okey tranquila, nada va a pasar, todo esta bien.

Me dirijo al frente de todos, al lado de la profesora.

— Eeh, yo...— Miro todos, pero me quedo viendo dos caras, frunzo el seño, se me hacen super conocido, pero no me acuerdo de donde.

— Señorita Stevens esperamos por usted — Todos estaban expectantes a lo que hacia, seguro esperando a que cometa una loquera y dejarme en vergüenza para toda la eternidad...—Stevens.

Regreso al mundo real, gracias a la dulce voz de la profesora.

— Eh... si, perdón. Yo s-soy Anna Stevens, acabo de mudarme a unos 15 min de aquí...  Ehh... No se que más decir —Digo lo ultimo bajito y algunos soltaron una risilla, pero no le puse atención a eso...

Mi Peor ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora