Capítulo 4: Su felicidad es mi más grande tristeza

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La fémina sale corriendo de aquel jardín a la afueras de su propiedad, con prisa se dirigió hacia otro castillo que se encontraba en la otra colina, y al llegar a este ella solo se detuvo a ver aquella estructura roídas por el tiempo; la mujer no pierde tiempo en seguir contemplando aquella estructura y entra rápidamente para buscar algo en aquella ruinas. Adentro de aquel edificio, vestigios de su pasado regresan para atormentarla, pero ella no estaba allí para eso, quería encontrar aquel objeto que estaba buscando con desesperación; entro a un corredor oscuro y en aquel corredor se encontraba aquel objeto, un espejo, pero ella sabía muy bien que no era cualquier espejo, era un espejo mágico que su antiguas reinas de aquel mundo había utilizado.

¡Tu... aquí... E-e-e-eso... e-e-es... Nuevo! – dijo una voz etérea, fantasma y con una reparación anormal.

–Cállate maldito espejo – ordeno Hekapoo hacia aquel espejo.

¡Oh... ya... veo... quieres... verlo...! – apunto el espejo dirigiéndose a ella con algo de insolencia.

– ¡Cállate o te parto! – replico Hekapoo muy molesta.

Haz-z-z-z-lo... y... per-r-r-r-deras-s-s-s... todo... contacto... con... el... – apunto el espejo.

Hekapoo estuvo a punto de agarrar su tijera y destruir aquel espejo, pero ella sabía en fondo que este tenía razón, destruirlo solo sería una gran equivocación para ella y perder su único contacto con él; ella se volteó para que el espejo no la viera llorar y con una voz casi desgarradora esta dijo: ¡Muéstramelo ya!

El espejo le hace caso y muestra la imagen de un cuarto el cual era habitado por chico moreno de pelo castaño, el cual leía pacíficamente, allí entra una chica rubia a su cuarto y le dice: <<Marco vamos a pasear a los cachorritos>>

<<Voy>> – contesto este tranquilamente, cerrando su libro para ir hacer lo que aquella chica le pedía.

Oír la voz de aquel jovencito había apagado las lágrimas de aquella fémina, al voltearse a ver al espejo vio al causante de alguna de su pesadilla erótica, de sus pesadillas familiares y un sinfín de buenos recuerdo, pero luego escucho otra vocecita que había sido causante de su desgracia. << ¡Marco!>> – llamo aquella voz.

<<Ya voy Star, ya voy>> – replico el cambiándose de camisa para ponerse otra.

Allí aquella mujer de fuego pudo volver a ver su perfecto torso delgado que en su mundo era más musculoso y digno de un caballero o un aventurero, y que ella sabía muy bien como este lucia, pero nuevamente la odiosa voz de una muchachita arruino su momento: <<¡Marco!>>

<< ¡Dije que ya voy!>> –replico este molesto poniéndose la primera camisa que encontró y saliendo de su cuarto la fémina maldijo y prefirió ver el resto, tratando quizá de conseguir un signo de desgracia en la vida de aquel joven, pero durante todo su paseo este no mostro ningún síntoma de infelicidad o de tristeza alguna, es era feliz, muy feliz, tan feliz que no daba indicio para ayudarlo.

Ahí la mujer proclamo: ¡Basta, no me muestre más!

T-t-te... lo... h-he... dicho... ya... varias... veces... e-e-estas-s-s... solo... son... s-s-s-sombras-s-s... de... lo... que... ha... pas-s-s-ado... no... me... culpes-s-s. – indico el espejo.

– ¿De cuando son esta sombras? – pregunto ella tristemente.

Hace... una... cuanto... días... – contesto el espejo.

Ella sabía muy bien que los días en sus dimensiones para la tierra solos eran algunas horas, así es que más relajada y menos triste vuelve a pregunta al espejo: ¿Cuánta días con exactitud?

Mi... reina... el... amor... te... esta... cegando... t-tienes... que...

–Responde condenado espejo o hare o lo que debí hacer hace mucho tiempo atrás – Replico la mujer muy enojada.

Hace... veinticuatro... días... – contesto el espejo.

La mujer reflexiono sobre aquel número porque sabía que en la tierra había pasado solo dos días y con una armaga tristeza dijo: Si es feliz está bien para mí.

No... t-t-t-te... dejes... engañar... por... estas... sombras... solo... son... visiones... del... pasado... no... representa... el... hoy – enfatizo el espejo.

–No me interesa y basta de hablar que lo emporas aún más, debo aceptarlo, debo compréndelo, que él es feliz y que no necesita de mí, tu que vas saber de sentimiento si eres un espejo – apunto y recalco la fémina.

El espejo por un minuto no le contesto nada ante la afirmación de su reina y para no tentar su suerte este dijo: ¡Como... diga... majestad! S-s-sabe... algo... curioso... de... mi... que... i-i-incluso... esta... grabado... en... mi... cuerpo... que... a veces... nuestro... mayores... enemigos... no... son... lo externos... sino... lo... interno... porque... nuestro... mayor... enemigos... son...

–Nuestras sombras –término ella– Si lo sé – agrego Hekapoo más calmada; –Lo que pasa es que su felicidad, quizás y solo quizás, es mi mayor tristeza – culmino diciendo ella ante de retirase de allí...

Markapoo (Version Echenique)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora