A los 11 años recibí mi carta de hogwarts, no me enteré de aquello sino hasta que cumplí 14 años, mis padres me ocultaron la carta durante todo ese tiempo, sin embargo soy una chica astuta y curiosa, cuando me entere que podía hablar con serpientes supe que algo andaba mal, intente investigar y para mi suerte no había fotos de mi madre embarazada o de mi recién nacida sino hasta los dos años de edad, justo el día que me había propuesto buscar alguna cosa sospechosa en la habitación de mis padres (a la cual tenía prohibido entrar) llego un hombre de mas o menos 2 metros de alto a romper mi puerta con un sobre en sus manos...
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(30 minutos después) _en la sala_
-entonces soy una maga que debe ir a hogwarts y mis padres me lo ocultaron todo el tiempo... - dije un poco agitada
-así es señorita olivia, me gustaría que alistara sus maletas para que nos fuéramos de una vez por todas, ya que vamos un poco tarde - hablo el gigante sentado en mi sala mientras veía el reloj en la pared
- si eso implica alejarme de mis padres con mucho gusto - sonreí y subí las escaleras para empacar mis cosas
No entendía una mierda pero tenia un buen presentimiento así que confíe en lo que el hombre raro me dijo, pensando en todo eso había olvidado que yo ni siquiera me había bañado, terminé mi maleta y me di un baño rápido para luego ponerme un jean negro con cadenas colgando de el lado izquierdo, una blusa blanca con la palabra "fuck you" estampada, unas botas negras y un saco color verde militar por si hacía frío. Baje las escaleras con la maleta en mi espalda, mis padres no estaban en casa así que les deje una carta.
-muy bien olivia - sacó hagrid una pequeña bolsa de su bolsillo - estos son polvos flu, agarra una puñetada y lansala en la chimenea pronunciando "callejón diagon", hazlo tú primero-me extendió la bolsita y yo saque una puñetada de aquel polvo el cual parecía droga
-¿seguro que no es para fumarse? - pregunté con los polvos en la mano
- mejor haz lo que te dije - me empujó suavemente a la chimenea sin darle rollo a mi broma
Entre a la chimenea con la mano sobre mi cabeza para no pegarme y cuando estuve adentro arroje los polvos
-¡callejón diagon! - caí de culo en una calle llena de gente rara
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