-Solo vete- muerdo mi labio para no llorar
No quiero llorar, no enfrente de él
-Perdóname- trata de acercarse pero me alejo
-No hay de que yo sabía en lo que me metía, jamás sería suficiente, no como lo es ella- él niega
-No, tú eres tú y ella es...
—Se nota amigo, es cosa de mirarte la cara ¿Buena noche?— firmo el documento
—Vaya que si, las mujeres embarazadas y sus hormonas son lo mejor— río junto con el
—Elif está rara, no se me dio la impresión que tenía algo que decirme pero se calló— le digo y el se sienta
—¿Algo malo?— niego
—No se pero ella está diferente, la siento diferente, más tierna está mañana no quería soltarme y de verdad que no me hubiera importado quedarme con ella en la cama— el ríe
—Solo está locamente enamorada de ti—
Si eso debe ser
—Bien debo de irme, hay muchos papeles que revisar— el se levanta y sale de la oficina
Me alistó para asistir a una reunión con mi padre y salgo de allí
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—¿Que te pareció las propuestas?— miro a mi padre
—Eso estuvo bastante bien, si lo piensas de está manera invertir con los alemanes no es tan malo, subirán tus ventas y ambos sacan provecho del negocio— el sonríe
—Aprendes rápido—
—Que puedo decir en unos años seré mejor tu— el reí
—¿Que tal si vamos a comer ahora? Tengo demasiada hambre, invita a Marco— asiento y le envío un mensaje a ese Imbecil
Salimos los tres y camino hacia el restaurante de siempre
—¿Brie como está?— el mira a mi amigo que sonrie como idiota
—Bien solo que no pude conseguí esa bendita sandía— mi padre suelta una carcajada
—Aun no es temporada— dice el
—Eso es lo que le dije, pero ella no lo comprende, estamos de lo más relajado y ella dice con su dulce voz "mi amor quiero un trozo de sandía"— imita la voz de Brie y río —y he buscado por todos lados pero no hay, simplemente no hay sandías—
—Lleva días pidiéndote la maldita sandía, apenas empiecen a salir corre y cómprale una— el bufa
—Luego me pedirá algo diferente y no podré encontrarlo—
—Son etapas, luego solo querrás salir del trabajo para ir a ver a tu hijo, me pasaba cuando Karla había dado a luz a Alex quería tenerlo en brazos siempre, Karla me regañaba por qué se había acostumbrado a los brazos y era un llorón— hago una mueca
—Siempre lo ha sido— lo ignoro y sigo comiendo
—¿Y como se llamará? Ya no podemos decirle pequeño renacuajo— lo miro
