El disfraz de mi novio

Al asiento trasero con la Mucama 707

Sentir su boca era uno de mis momentos favoritos y yo quería memorizar lo que hacía antes de que se detuviera usando ese autocontrol tan peculiar y, se volviera un ser de dulzura vestido de mucama sexy al que no pudiera besuquear apasionadamente.

Necesitaba poner mis manos sobre su cabeza y guiarlo, enredar mis dedos en el cabello de esa peluca roja, no dejar que su boca se alejara tantas veces seguidas solo porque quería meter sus dedos y hacer cosquillitas dentro de mí para oír esos ruiditos otra vez. Pero la posición en que nos encontrábamos no me daba libertad, ahora era su juego y no el mío, ese que tanto planeé durante el trayecto en el auto y parecía imposible: yo me había ilusionado con tener su lengua entre mis piernas mientras lo controlaba todo.

Durante esos minutos que pasaron, disfrutaba de las sensaciones causadas por su boca que subían y se concentraban en mi vientre, procuraba estar en silencio para no distraerlo pero se volvía difícil mantenerme callada.

– Amor... Quiero que termines en mi boca ¿Shi?... – y continuó lamiendo mi punto más sensible mientras metía sus dedos a un ritmo salvaje.
– No...Mmmmh... Así me siento algo avergonzada... Yo quiero... Uhmm... Mirar lo que haces...
– Es gracioso tu cambio de actitud cuando te sientes dominada... – se detuvo y me dio una fuerte nalgada.
– ¡Saeyoung!... ¿Por eso te escondes entre mis pechos para dormir?
– Si... Evito tu mirada pervertida, disfruto de unas almohaditas pa' mimir, y reservo tu lado salvaje hasta que ya no resisto...
– ¿Te estás resistiendo ahora?...
– Un poco... Aunque me provoca esa actitud tierna y cohibida.

Ahora él había cambiado de divertido-sexy a lo que estaba deseando: un chico que de vez en cuando fuese dominante. De haber sabido que sentirme expuesta le provocaría, habría aplicado ese plan antes.

– Yuup... Vamos atrás... Te permitiré ver cómo la mucama cumple con su servicio.

Me quitó por completo las bragas y me dio otra nalgada en señal de continuar mi camino hacia el asiento trasero, mientras él salió del auto y entró por la otra puerta. Era un poco incómodo por las bolsas que teníamos ahí, pero hallamos una posición en la que, con mis piernas abiertas él podía continuar y yo podía ver... Sin embargo, él no lo hizo.

Se acercó más a mí hasta lograr besarme, primero fue amable y después se volvió tosco metiendo su lengua para acariciar a la mía; su mano izquierda estaba recargada en la puerta como apoyo para no dejar su peso sobre mí, la otra mano se dio a la tarea de colarse bajo la falda para sacar su miembro y tocarlo un poco mientras todavía me besaba y mordía. Lo tomé de las mejillas y mordí su labio solo una vez con fuerza, su gruñido fue excitante.

– Tu enorme vestido no me deja mirar lo que haces... No puedo mentir ¡Te ves tan sexy siendo una Maid!...
– ¡Oh pervertida!
– Mi segundo nombre.
– ¿Entonces tú quieres ver lo que hago...?
– ¿Si quiero?... Solo si no planeas lanzarme otra vez una bolsa de tus Honey Buddha Chips a la cara...
– No tocaste la puerta antes de entrar y yo, yo estaba... Ya sabes... – comenzó a besarme otra vez para distraerme del tema.
– Si, estabas excitado – alejé su rostro un poco – tocándote mientras me imaginabas en la ducha llena de jabón... ¡Sucio!
– Pues no estaba cerrada la puerta de tu baño y entré y te vi y... ¡Diablos! Ese hacker tuvo ganas de hackearte eso en ese momento, pero uhmm...
– Lo sé, eras demasiado dulce como para lanzarte sobre mi... – fui yo quien lo besó y metió su lengua primero.
– ¡Oye! Aún lo soy... Mmmmh... Soy como un cubito de azúcar contigo...
– Lo de aquí abajo exige mi atención... Déjame ver...

Lo acaricié un poco y su rostro mostraba el placer que le causaba mi mano; parecía que estábamos a punto de pasar al siguiente servicio de limpieza que ofrecía la mucama y eso definitivamente era emocionante.

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