Después de haber pasado la tarde huyendo de ellos, finalmente consiguió que lo dejaran en paz.
Él se lo merecía, se merecía disfrutar del último día de su vida.
Después de tantos años en los que soportó ir y venir a quimioterapias, de sentir el fuerte dolor en su cuerpo, de verse cada vez con menos vida, de escuchar a sus padres y a su hermano Chanyeol llorar todos los días y noches y de saber que su leucemia no tendría cura, Jimin se cansó de alargar el proceso de su muerte, de obligarse a sí mismo a seguir viviendo.
¿De qué serviría de todas formas?
Así que ese día, ese 9 de marzo, se levantó temprano, e hizo su vieja rutina una última vez, se permitió disfrutar del buen desayuno en su mesa, del agua tibia bañando su cuerpo, del conjunto de ropa que su hermano mayor le había comprado por Navidad, se sonrió por primera vez en mucho tiempo genuinamente y abrazó lo que más pudo a su pequeña familia en esa mañana.
Los extrañaria demasiado.
Para cuando sus padres estaban abordando el auto, con Chanie ya adentro de éste, les sonrió con disculpa, y corrió lejos de su casa lo máximo que su delgado cuerpo desgastado y a punto de morir le permitió.
Dolía tanto.
Sus pulmones débiles ardieron, su pecho comprimiendose, se estaba sobre exigiendo algo que no tenía permitido, pero no se detuvo, nisiquiera cuando los gritos de su familia llamándolo llegaron a sus oídos.
Pero ellos debían entender.
Ese día había robado a su padre suficiente dinero como para disfrutar una cita con él mismo, se con sentiría como nunca lo hizo y por última vez.
Que moriría de todos modos.
Lastimosamente no pudo librarse con facilidad de ellos, y pasó gran parte de la tarde diverdiendose y escabullendose lejos de su familia, la ciudad era grande y pronto ellos se cansaron y le permitieron lo que él deseaba.
Un último día.
Jimin ya sabía en donde daría fin a todo, en donde desplegaría sus alas y volaría hasta llegar al cielo, y encontrarse con la hermosa diosa Luna.
Para cuando las seis en punto de la tarde llegaron, Jimin estaba indeciso sobre sí abordar en ese mismo momento el tren que lo llevaría hasta su destino.
Había algo en su pecho, algo en su corazón, que lo hicieron ver como el tren se marchaba lejos de la estación, y en su lugar llegaba otro.
Sentía ansiedad y esperaba algo, o alguien.
Fué inevitable el que se quedara viendo fijamente uno de los vagones, el que observara fijamente a cada persona que salía de ahí, hasta que al fin vió a quien sintió que estaba esperando.
Sus miradas se encontraron tímidas por primera vez, uno al otro reconociéndose, y en silencio adorandose como solo pasa al enamorarse a primera vista.
Con ese amor inocente y anhelan te.
Y fué instantáneo, ninguno se conocía, pero ambos caminaron hacia el otro y se fundieron en un cálido abrazo, no había tiempo para incomodidades, no había tiempo para preguntar quién era el otro, solo era el momento de acompañarse mutuamente, como dos almas gemelas incapaces de separarse.
Aquel abrazo se sentía tan correcto, sus cuerpos encajaban a la perfección y no los alarmó, no había el por qué.
Y cuando sus rostros estuvieron cara a cara, sin llegar a soltarse en ningún momento, pues sería un pecado, en sus ojos vieron un precioso cristal roto relucir con tanto brillo y amor, vieron el destrozado corazón que ambos guardaban, y las ganas de pasar juntos aquella velada.
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✾ Hasta La Media Noche ✾
Fanfic"No me equivoqué al desear haberte conocido, No me equivoqué al sentir fluir amor entre nuestros brazos, No me equivoqué al elegirte en el primer y último momento, No me equivoqué en pasar juntos nuestra única velada. "