Respira

1.3K 107 145
                                    

La mañana había comenzado de una manera tan hermosa, todo había sido tranquilo indicando ser un nuevo hermoso día, hizo lo de siempre, fue a la universidad y saludó a sus amigos, fue a clases, todo transcurría de manera normal. El sol daba a su máximo esplendor y el cielo estando de un color azul pastel con nubes blancas y una brisa agradable, si, un perfecto día.

Últimamente había estado tomando un pequeño tiempo para él, lo necesitaba, había abandonado los chats de su celular y olvidado por completo del mundo cuando comenzó a ser demasiado para soportar, lo supo cuando cuatro días antes había estado a nada de llorar por algo tan simple, había comenzado a temblar, tuvo que respirar varias veces para poder relajarse y continuar como si nada hubiera pasado aunque por consecuencia sus amigos no pudieron saber nada de él por todos esos días, menos su novio que no había tenido la oportunidad de abrir su chat para contestar algunos de los mensajes pero aun así estaba seguro que había más de cien mensajes en su bandeja.

Ese día estaba dispuesto a dar una explicación a doyoung, sabía que tenía que hacerlo en algún momento, todos sabían sobre sus pequeños problemas que tenía y que cuando se alejaba del mundo era para poder estar tranquilo y seguir como si nada hubiera pasado.

Así que cuando la hora de salida llegó prácticamente corrió hasta las puertas del lugar donde usualmente esperaría a Doyoung para hablar un rato o bien ir al hogar del otro para poder hablar más cómodamente, solo tenía que esperar un par de minutos y su querido novio estaría con él.

Pero entonces pasaron diez minutos, luego quince, veinte, treinta y cuando estaba casi por dar los cuarenta minutos hizo un puchero confundido, tal vez debió ver los mensajes para verificar si el menor no tenía que atender algún asunto antes de quedarse parado allí y posiblemente haciéndole creer a la gente muchas cosas y... aquello solo lo ponía nervioso, confundido, decidió ir a buscar a Doyoung aunque tardará unos minutos aunque realmente quisiera ir a su hogar, estuvo dando vueltas por toda la universidad lamentándose que fuera tan grande, no supo cuánto tiempo estuvo caminando sin rumbo hasta que decidió salir a la cancha y tentar su suerte, camino por unos segundos hasta que vio a Doyoung sentando en una de las bancas pero no estaba solo.

Allí mismo se encontraba Jungwoo, un chico más joven que ambos pero que desde que entraron a la universidad se sabía que este gustaba de doyoung aquello fue partícipe de uno de sus mayores inseguridades por lo cual rechazó al menor más de diez veces alegando haber gente mejor para él o que simplemente fuera a bromear a otro lado. Pero ahora viendo a ambos hablar animadamente y lo cerca que estaban, sus inseguridades volvieron, tal vez sus pequeños momentos cuando se alejaba del mundo había arruinado aquella relación que tenía, tal vez el menor estaba a punto de dejarlo ya que había visto lo hermoso y lindo que es jungwoo para él, tal vez... cuando sintió la primera lágrima caer y sus manitas temblar supo que debía irse, camino a paso apresurado hasta la salida donde sus lágrimas caían de manera rápida, sentía su cuerpo entero temblar y su respiración agitada a pesar de no estarse moviendo demasiado, cuando sintió que no pudo seguir caminando por el insistente temblor en sus piernas se dejó caer al suelo, cerca de la puerta de una aula que desconocía, veía todo borroso y sentía que comenzaba a ahogarse, abrazó sus piernas sintiendo la sensación de soledad en su máximo esplendor y su mente solo comenzó a repetir comentarios de odio hacia el solo aumentando su llanto a tal punto de ser demasiado ruidoso que no dudaba llamar la atención de alguien pero... no, realmente le importaba y mucho pero solo funcionaba para alterarlo más, trato de regular su respiración pero no podía, sentía como se ahogaba y los mocos provocados por su llanto no ayudaba, tal vez ya estaba comenzando a rasguñar sus brazos pero no lo sentía o simplemente no quería sentirlo, solo quería dormir, estar en su casita bajo las mantas de su cama abrazando su peluche favorito donde estaría seguro del mundo y no volver a ver los problemas que este traía pero era imposible.

baby don't cry | dotae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora