Cuando vuelvas ...

Capitulo 2

Mi examen había sido un éxito, me siento tan despreocupada y relajada. Hermione me había ayudado en todas las respuestas, por lo que obtendría un 10 confirmado. Snape se encontraba repartiendo calificaciones, y yo sólo quería ver la cara de Draco cuando Snape dijera que obtuve un 10.

—Srta. Bleith, espero mejore a la próxima, obtuvo un 4

¿UN QUE?
He quedado avergonzada enfrente de todos. Hermione quien aún no sabía su calificación estaba apunto de desmayarse, ella sabía que todo lo que hice en el examen fue por ella.

—Srta. Granger, ya sabe, obtuvo 10

Hermione me volteo a ver confundida y yo le regrese la misma mirada, estaba segura de que había copiado tal cual las respuestas de Hermione.

*Snape deja de dictar y se coloca enfrente de su escritorio*

—La clase ha terminado, pueden irse.

No me creo que haya tenido una nota tan baja, mi mente da vueltas y vueltas. La única conclusión a la que llegó es en que Snape me odia y por eso me reprueba, aun cuando contesto correctamente.

—¿Vienes?

—Ahorita te alcanzo Her, hablare con Snape acerca de un asunto

—Estaré en el pasillo que da al jardín con Harry y Ron

—Si, ahí estaré en unos minutos

Hermione se había ido, al igual que los demás del salón, Snape está de espaldas y no se como preguntar acerca de mi calificación tan baja, porque tampoco pienso quemar a Hermione.

—Disculpe, profesor Snape— he bajado mi tono de voz, ya que Snape realmente me intimida

—Dígame, Señorita Bleith— Snape sigue de espaldas

—Tengo una duda acerca de mi nota final...

— Ah entiendo, ¿el porqué sacaste 4 cuando todas estaban correctas?— Snape me ha dado la cara y me mira fijamente

—Exactamente

—La deshonestidad Señorita Bleith, no vale un 4, vale un 0, fui generoso con usted al ponerle un número tan alto, solo porque Dumbledore me pidió no ponerle el 0, no se lo puse.— Snape toma unos libros de su escritorio y camina hacia la salida del salón— ¡estudie y ponga atención!— alzó tan fuerte la voz que hizo eco en todo el salón

Snape sabía que me había copiado, sin embargo no debe saber que Hermione me ayudo, porque entonces la habría reprobado igual a ella.

—Puedo ayudarte cuando gustes— escucho una voz a mi espalda y logró reconocerla—Soy mejor explicando que la sangre sucia

—Cállate Draco, no la llames así. Además ella explica muy bien, fui yo quien no presto atención

—Como quieras Bleith, mi gentileza es mucho para tan poco

—¿Qué haces aquí?— estaba muy molesta por lo de Snape y Draco no ayuda, me acerco a mi asiento y recojo mi libreta

—Había olvidado mi libro—Draco se asoma a su asiento y busca a sus alrededores— al parecer alguien lo tomo

—¡Vaya que lastima!— contestó sarcásticamente— Nos vemos, Draco.

Me dirijo a la salida del salón, cuando siento una mano que me toma del hombro.

—¿Por qué eres tan engreída conmigo?

Draco se encuentra tan cerca mío, el es tan alto que debo mirarlo arriba para dialogar con el, mi cabeza mínimo le llaga a los hombros. Tenerlo tan cerca hace que sienta su olor, tan fresco, un olor como a menta, pero más leve, más suave.

—tenía la intención de ser amigos. Cuando te vi en el estadio de Quidditch creí haberte conocido de antes—Draco se ya sentado en uno de los pupitres para poder mantenernos cara a cara

Ahora solo puedo observar sus ojos y su cabello cenizo. Sus pupilas estaban dilatadas y el color de sus ojos era un azul bajo, aunque en otras ocasiones juró haberlo visto un azul más fuerte.

—¿Yo engreída? ¿No te has visto o tan siquiera escuchado, Draco? Eres el peor para juzgar a alguien acerca de actitudes malas— estaba tan lista de iniciar una discusión, cuando observó cómo Draco me queda viendo a los ojos, para después mirar mis labios

Draco no contesta nada y solo me mira, como si buscara una respuesta en mi. No puedo evitar sentir su mirada tan fija en mi, trago saliva y solo quiero que esta tensión acabe. El se pone de pie y se acerca un poco a mi. Se había transformado un silencio intimidante, cada emoción que sentía hace unos segundos se había ido, solo estábamos Draco y yo, parados en medio del salón, viéndonos a los ojos, como si nos pudiésemos comunicar mediante ellos.

—Olvídalo, me da igual lo que pienses de mi— Draco desvía su mirada—nos vemos Bleith.

Draco se había molestado y se ha marchado dejándome sola en el salón. Se alejo sin voltear, mientras yo le observaba  como se alejaba. No era la primera vez que Draco se molestaba, pero esta vez, su voz y la forma en la que me hablo, me dejo un sentimiento vacío.