do you hear my
heartbeat? drum
to the beat of your
lies refuses to accept
your flight and denies
before the escape of
my joy.Tacho las palabras escritas en aquella página y la arranco. Acabo lanzando la hoja a la papelera de basura y dejando mí mente en un completo caos. ¿Cuando había decidido que estudiar composición y producción musical había sido buena idea? Una ridículamente exagerada oleada de pensamientos rondan por mí mente, atacando mí paz y dejándome sin palabra alguna.
───Señora. Señora. Señora.─── salgo de la ensoñación, un niño de ocho años me sonríe desde el otro lado del mostrador. La alegría que emana hace que vuelva a la realidad, dejando la isla del pensamiento e ignorando cualquier tipo de necesidad que me impulsa a por fin terminar aquella tarea. Sin mentir yo podía admitir que me olvide, es decir que momentáneamente había olvidado el lugar en el que me encontraba y el rol que debía cumplir. ¿Por qué mierda se debe trabajar?.─── ¿Dónde puedo conseguir a Peter Pan?.
En nunca jamás, ¿Dónde más podría estar?, Me rehuse a contestarle de tal forma. Así que solo suspiro y señaló al pasillo con el claro y legible cartel que parece alumbrar con las pequeñas y brillantes estrellas.
─── ¡Gracias!.───vocifera el niño, llamando la atención y haciendo que las miradas inquisitivas se posen en mí.
El café librería posee un sitio espléndido para leer y tomar una buena taza de café. A unas calles de central Park, el lugar adquiere toda esa tranquilidad que escasea en la ciudad y sumado al dote correcto del sol en verano. Tiene una extraña sensación que te permite leer en serenidad, algo que te da rienda libre a dejar que tú amada imaginación se vuelva vital mientras lees las páginas de algún libro con la dulce compañía de un café o uno de esos aperitivos veganos.
Me dejó caer en la silla.
Cualquier otro día hubiera dejado todo y lo guiaría hasta el libro, pero hoy parecía ser diferente. El día se reescribía como un remake de alguna película ochentera en el estallido cultural de la era actual.
Como si Spielberg, Del toro y Burton decidieran jugar a las cartas y cada mano superará la anterior de manera casi imposible. El pequeño de cabello castaño oscuro corre hasta el mostrador, sosteniendo un billete de cincuenta dólares y con su mano derecha el pequeño libro de tapa dura. Parece emocionado por tener la oportunidad de rasgar el papel, enardecido por perderse entre las letras y sonriente por otra paleta. Dejo de lado aquello, no quería tratar mal a un pequeño.
─── ¿Estás emocionado?─── indagó. Alzando mi mano en señal de saludo hacía la mujer tras el cristal que espera a que su hijo acabe su “compra”.
Excelente manera de volverlo independiente en algunos aspectos. Paso el código de barras del libro por el escáner, de inmediato sale en la computadora el nombre del libro y el monto a pagar.
─── Son veinte dólares con cincuenta centavos.─── informó.
Un minuto después el niño corretea hasta la salida con la bolsa café en manos, el tintineo de las monedas en su abrigo hace que cada paso sea un ritmo inexacto. Una orquesta marcando su propio sonido a diferentes tonos.
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ꜱᴘʀɪɴɢ ꜱᴏɴᴀᴛᴀ
Teen FictionLuminiscencia podría ser lo que ví mientras ella dejaba cada emoción suelta, navegando entre sus sentires y liberando su alma de la pesada carga que yacía en sus hombros. Adelaide Favreau Dupont era un completo acertijo, la más compleja de...