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Las cuatro con cincuenta y ocho minutos era lo que marcaba el reloj digital en el mueble al lado de su cama, todo estaba tranquilo y solo se podía escuchar a la lejanía el sonido de algunos gatos corriendo por los techos de los departamentos. Al menos su hámster, madame Sparkle, estaba sin preocupaciones dentro de su jaula, comía algunas semillas de girasol que le dejó antes de su "hora de dormir". SeokJin solo cerró los ojos para descansar un poco, porque realmente él ni podía conciliar el sueño en lo absoluto, antes intentaba hacer otras cosas mientras esperaba al amanecer, incluso se ponía a jugar videojuegos en la madrugada y hacer algunos streams para un ingreso extra, pero apenas lo intentó los vecinos se empezaron a molestar por las luces estrambóticas y sus gritos cuando probó atraer público haciendo gameplays de terror. Era irónico ver un vampiro miedoso.

Jin se tronó el cuello para desentumir esa parte, suspiró cansado cuando escuchó la alarma sonando a las cinco en punto y así dio inicio a su rutina mundana. Ducha de agua fría, pasar unos treinta minutos eligiendo el atuendo ideal para empezar ese miércoles, cubrir parcialmente la jaula de madame Sparkle para que no le lastime el sol y beber de su sangre sintética, aunque lo recomendable era desayunar antes de ducharse y vestirse, pero Jin era muy rutinario como para recordarse a sí mismo que la sangre es muy difícil de quitar. La segunda ducha y cambio de ropa siempre le quitaban bastante tiempo, por lo que salía casi corriendo de su edificio de departamentos para que el amanecer no lo alcanzara.

Ahí iba, con un enorme paraguas negro sobre su cabeza de camino a la estación del metro, todas las mañanas en el transporte nunca faltaban las miradas extrañas, mucho menos los bufidos por su ropa gótica tan extravagante, el maquillaje o incluso el simple hecho de andar por todos lados con la sombrilla aunque no estuviera lloviendo. Era una época moderna, por lo que Jin estaba profundamente agradecido de que lo confundieran con un humano excéntrico que jugaba a ser Edward Cullen, aunque los vampiros ya no estaban tan de moda para la literatura actual, JungKook le había comentado que ahora prefieren a los alienígenas. Independientemente del caso, no importaba mucho lo que sucediera con el mundo, mientras él pudiera subsistir en ese entorno, todo marcharía a la perfección.

Se bajó en la estación más cercana al local donde trabajaba, subió las escaleras de dos en dos para subir rápidamente a la superficie. El sol estaba empezando a colorear las nubes y eso le dio una señal de alerta para empezar a correr lo más rápido que pudiera, el tacón de sus botines resonó sobre el pavimento de las calles de la colonia y rezó a la virgen porque llegará a tiempo. Su vida dependía de que pudiera llegar a tiempo.

—¡Corre! ¡Corre que el sol te va a quemar la cola!

—¡JungKook, cierra la boca!

—¡¿La puerta?!

—¡No, joder!

Jin sintió el pánico por todo el cuerpo cuando su compañero de trabajo comenzó a cerrarle la puerta lentamente, el sol ya le quemaba la espalda y dejaba una estela de humo detrás de sí. Sí, tan solo fuera más joven, seguramente ya hubiera entrado al local más rápido que el sonido, pero ese no era el caso y aunque tenía una condición tan sana como la de cualquier humano promedio, eso no servía de nada si al final podía terminar carbonizado con unos pocos rayos del sol.

Beber de tu sangría | REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora