Skullgirls: La Furia de un Dragón

Prólogo.

Aquel sonido de silencio se hacía presente en aquel desierto lleno de cadáveres de la Gran Guerra la cuál había culminado aunque la actual Skullgirl la Reina Nancy había destruido casi por completo a aquellos tres reinos que estaban en disputa, el Reino Canopia, el Reino Gigan y el Reino Ajedrez, estos reinos dejaron de lado sus problemas para derrotar a la Skullgirl más fuerte que había aparecido en mucho tiempo, ninguna como ella le había dado tantos problemas al mundo entero.

Inocentes habían muerto en masa en esa guerra, miles de niños quedaron huérfanos entre ellos tres particulares niños, una pelinaranja decidida y valiente que solía meterse en problemas, una castaña que a su edad era bastante madura y que solía cuidar de los más pequeños y por último un pelirrojo quien era tímido, asustadizo y callado por ciertos incidentes que le ocurrieron antes de conocer a esas dos chicas las cuales ahora eran sus amigas.

Tras vencer a la Skullgirl todo había vuelto a la paz, los reinos firmaron un tratado para preservar la paz, salvo por ciertos detalles.

Un día esa pelinaranja junto a otros campesinos se levantaron en armas contra los traficantes de personas aliados de los Medici, una familia mafiosa extremadamente peligrosa y que era tan poderosa como la familia real del reino canopia, estaban hartos de que fueran controlados por esos tipos y la pelinaranja decidió tomar la iniciativa pero al enfrentarse a ellos, no solo era imposible ganarles, si no que también estaban arriesgando sus vidas.

Tras aquella lucha contra los traficantes no solo perdieron, si no que también varios perdieron sus vidas al intentarlo, la pelinaranja fue tomada y mutilada por uno de esos traficantes como ejemplo para aquel que intentara sobrepasar la autoridad de nuevo y quien lo intentara terminaría como ella, sin embargo, sus dos amigos al ver eso tuvieron que escapar pues ella les había dado el tiempo suficiente para hacerlo.

La castaña por un lado huyó a las ruinas dónde sellaria su destino para siempre al encontrar a una monja con aquel artefacto maldito que podría convertir en una enviada del mal a toda mujer que pidiese un deseo egoísta, no tenía ya nada que perder su amiga podría ya estar muerta y su amigo probablemente habría sido asesinado por ser aquel ser que destruyó todo hace tiempo atrás, así que con ira y rencor decidió pedir el deseo de la venganza, acabar con los Medici a como de lugar y vengar a sus amigos y a todas las víctimas de esa familia mafiosa.

Por otro lado, el pelirrojo corrió hacía los límites de No man's land (actualmente un país que fue borrado por la Gran Guerra) y los límites del Reino Canopia hacía algunos restos de tanques y huesos de gigan, ahí se encontraría con una persona la cual parecía ser una muerta viviente junto a un parásito quiénes estaban volviendo a caer dormidos tras la caída de la Skullgirl.

Esa muerta canto algunas canciones para poder calmar al pequeño niño quien estuvo atemorizado por tanto tiempo hasta que cayó de nuevo en el profundo sueño junto con su parásito mientras que el niño quedaría a su lado abrazado de ella para no dejarla, después de todo era lo único que tenía ahora...

-No te voy a abandonar... me quedaré aqui a tu lado hasta que vuelvas a despertar- habló abrazandola y quedándose dormido a su lado.
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Aquel joven pelirrojo se levantó de golpe ya que había visto a una mujer albina de ojos rojos y con una apariencia esqueletica quien parecía cuidar de él entre otros sueños más que ya había tomado lugar antes.

Con dificultad miró el reloj el cual estaba colocado sobre un pequeño mueble y miró que eran apenas las 12 AM, dirigió la mirada hacía el techo y llevó una de sus manos a su frente pensativo.

-¿Quién era esa mujer y todas esas personas?- se pregunto así mismo ya que recientemente había perdido parte de sus recuerdos de la niñez por un fuerte golpe de una roca que un chico le lanzó y solo recordaba el hecho de que la gente lo odiaba por el simple hecho de existir.
-Tal vez debería dejarlo para otro día...- dijo solo para volver a quedarse dormido, mañana tenía su último día de escuela y no quería llegar desvelado para eso.

Sin duda algo más allá le esperaría a ese chico pelirrojo.