II

613 57 86
                                    

¿Dormir? Definitivamente esa palabra no formaba parte de la vida de Mitsuki. Si antes no lo hacía, ahora mucho menos. Toda la noche se la había pasado pensando y recordando aquel intenso beso que se había dado con su amigo, quien a su vez era el chico del cual se había propuesto cuidar desde que llegó a la Aldea.

Y volvió a confirmar que, efectivamente, sentía amor por él.

Pero ahora que lo había descubierto, no sabía bien cómo seguir. Es decir, Boruto no lo rechazó pero tampoco le dijo que le correspondía concretamente. Sí, lo besó también, pero eso no quería decir que sintiera lo mismo. Quizás...sólo fue eso, un beso y ya. Algo sin mucha relevancia.

Porque, siendo sincero consigo mismo, Boruto le había confesado que estaba enamorado de su sensei. Esa era la verdad, le guste o no.

Aún así, por más que amara a Konohamaru, aceptó darle su primer beso a él. Y ese hecho no dejaba de rondarle en la mente...¿podría llegar a ser que Boruto sintiera algo, aunque sea mínimo, por él también? Quizás sólo eran falsas esperanzas, pero las posibilidades existían.

Ahora estaba parado sobre un pequeño puente que pasaba sobre un estrecho arroyo, recargando sus codos sobre el barandal de madera mientras apreciaba el correr del agua. Estaba más pensativo de lo usual.

—¿Mitsuki? —le llamaron la atención y él fijó la vista en el propietario de aquella voz.

—Hola, Inojin —le saludó con una sonrisa.

—¿Qué haces aquí solo? —preguntó con sincero interés —. ¿No deberías estar con Boruto?

—¿Debería?

El rubio de coleta se encogió de hombros.

—Eso creo —respondió —. Es el único con quien te interesa estar.

Mitsuki se quedó pensando en aquellas palabras. Era cierto. Boruto es la única persona con la que quiere pasar los minutos del día, y nadie pasaba por alto ese hecho. Demasiado obvio para todos, menos para él, quien recién ayer logró percatarse de ello...

—¿Sabes dónde se encuentra ahora? Debo decirle algo.

—¿Te le declararás? —le preguntó Inojin como si fuera lo más común del mundo —. Porque si es así, quisiera presenciarlo.

—¿Por qué crees que haré eso? —le miró expectante. No estaba errado en su conjetura, pero le generaba curiosidad aquella facilidad que Inojin tenía para adivinar las intenciones o pensamientos de los demás, sobre todo cuando de amigos se trata.

—No lo sé —soltó —. Mi instinto homosexual me lo dice.

—¿Qué?...

—Sólo bromeaba, Mitsuki —se rió y le palmeó el hombro —. Pero ven, te ayudaré a buscarlo. Creo que lo vi en la zona de entrenamiento...

Entonces, ambos se dirigieron al lugar en cuestión y no tardaron mucho en encontrarlo. Vieron que el rubio estaba practicando un par de técnicas con Konohamaru y, por ende, sin querer interrumpir, se fueron acercando con sigilo, escondiéndose detrás de unos arbustos. Iban a esperar a que terminaran de entrenar y luego irían por el rubio.

Durante el trayecto, Inojin le había comentado que esta noche se realizaría el clásico festival que se llevaba a cabo cada año con fuegos artificiales, y que debía buscar alguien con quién ir. Él le confesó que invitaría a Shikadai, y que aprovecharía para confesarle su amor. Mitsuki se sintió "menos solo" al saber que no era el único que tenía ese tipo de sentimientos por un compañero de equipo. Y, aprovechando la circunstancia, optó por preguntarle cómo es que estaba seguro de que el Nara le correspondería. El pálido rubio le respondió que no lo sabía, pero que valía la pena intentarlo. Le gustaba demasiado como para no arriesgarse.

MitsuBoru: ¿A quién amas? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora