le fils de la terre

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Porque ella era egoísta también, ella quería todo. Hasta su hijo. 

<3

El cielo era un lienzo azulado, tan oscuro como la pupila de un gato negro a la luz de la luna. Eran las estrellas tan brillantes como el polvo del mar, sus olas golpeaban con fuerza la costa y aquel muchacho miraba el horizonte sintiendo el frío de las gotas caer sobre sus descalzos pies, los cabellos como hilos de oro revoloteaban ante el viento marino.

Ruben sentía que volaba. Estando allí sobre aquellas rocas frente al inmenso mar.

Lentamente su visión fue cayendo hasta solo ver una oscuridad infinita, donde sus oídos se convertirían en su guía. No duró mucho su relajo en cuanto sintió un leve tirón por su meñique.

Él bajó la verde mirada hasta su mano, de ella un hilo rojo tiraba tenso desde un lindo nudo en el dedo más pequeño de todos. Más allá de su tranquila reacción ante algo no común, el joven analizaba somnoliento aquel pedazo de tira. Alzando su mano lento sintiendo como el hilo cedía ante su movimiento, Ruben observó el curioso nudo frente a la luz de la luna, la cual era una silenciosa observadora de todo.

De pronto, frente a su mirada el hilo comenzó a brillar. Fue tal sorpresa que pegó un respingo, de la nada ya no estaba allí frente a la costa marina. La oscuridad le rodeó y con el dolor intenso de aquel apretado nudo sentía que tiraban de él desde algún extremo lejano. No veía nada más que aquel hilo tirar y perderse en la nada.

Con un corto sonido, el hilo se rompió.

Y Ruben comenzó a caer en aquel vacío infinito de estrellas.

El joven pegó un salto en cuanto despertó de aquel sueño, estaba sudado y su respiración era agitada.

Su mirada desenfocada analizaba a cualquier punto muerto de aquella habitación, solamente el fuerte dolor en su espalda baja le hizo reaccionar. De la nada, todos los recuerdos de la noche anterior cruzaron como un haz brillante.

No fue hasta cuando sintió cómo un peso a su lado se movía que comenzó a mirar a su alrededor, descolocado.

Esa no era su casa.

Y el chico dormido a su lado no lo conocía de nada, suspiró. Había vuelto a dormir con algún lindo tipo del bar. Su cabello negro le dio una innecesaria sensación incómoda, recordando así a aquel extraño sueño que estaba teniendo hace solo un rato.

Eran las caricias hechas recuerdos lo que más le calaba en la mente del rubio. Le costaba creer que aquel hombre a su lado era alguien ordinario, tal vez algún noble de la región. Ruben se sentía extraño.

Con cuidado trató de levantarse, la cama de la taberna de su amigo era cómoda pero no lo suficiente como para sacrificar su vergüenza al enfrentar al desconocido de grandes músculos. No estaba preparado, no cuando su espalda baja dolía a cada paso que daba.

Definitivamente ese bastardo había sido un animal aquella noche, si no no justificaría los chupones y mordidas por todo el cuerpo que veía frente al espejo.

Todo le recordaba a los pasos medios torpes que daban al subir las escaleras, a los leves empujones que cometía el uno contra el otro ante esa leve impaciencia por llegar a la cama.

Ruben quería devorarlo y marcarlo.

Lo bueno es que fue lo suficientemente consciente de no crear ningún lazo por sobre su cuello, era un alivio. De todas formas los dos eran alfas, no había nada de qué preocuparse. Entonces ¿Por qué sentía ese tan extraño mal presentimiento?

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⏰ Última actualización: Jan 11 ⏰

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