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Lo peor que los Irken pudieron heredar a sus siguientes generaciones, no sólo fue la falta de empatía y la grandeza de su egoísmo, sino una enfermedad que les condenaba a temer y alejar sentimientos hacia otros, el amor, algo que les resultaba tan...

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Lo peor que los Irken pudieron heredar a sus siguientes generaciones, no sólo fue la falta de empatía y la grandeza de su egoísmo, sino una enfermedad que les condenaba a temer y alejar sentimientos hacia otros, el amor, algo que les resultaba tan peligroso como la misma extinción, les obligaba a forzarse la soledad, en realidad, parecía que el pak estaba programado para ello, sin embargo, como dicen, si estás mucho tiempo con algo, tarde o temprano te convertirás en ese algo.

La misión de Zim, era conquistar la Tierra, disfrazarse y colarse entre sus filas, fingir ser uno de ellos, no convertirse en uno. . .

Amor, uno de los temas más discutidos, polémicos, escandalosos, en fin, el amor abarcaba una gran influencia en aquella cultura, un sentir que era ansiado por las masas en tales tallas. . .

Zim sabía escuchar, en todos esos años, quiso prevenir tener contactos directos con seres, era una costumbre que había adoptado desde recién nacido, sabía los riesgos de encariñarse con alguien.

¿Pero qué pasa cuando alguien se acerca a ti más de lo que alguna vez has sentido?

El Irken jamás tuvo tanto así una meta en su vida, ¿"ser el más grandioso Irken"? Parecía un objetivo que sólo se planteó como todos los demás. . . Pero, intentar conquistar un planeta, hacer un plan, y que aquel humano desmoronara un esfuerzo poco intencional.

Su rutina en esos ámbitos era así, crear algo para que el mayor de los hijos Membrana le prestase atención, una meta personal, algo más estrecho, ¡algo que le hacía palpitar y relucir el corazón! Ni se dio cuenta cuando aquella semilla de amor le empezó a hacer daño.

Amor no correspondido. . . amaba ser el némesis de aquel humano, era la persona que inundaba su mente, que no lo dejaba dormir, que le interesaba cada una de sus acciones, era su centro de atención. Sin embargo, detestaba que él hiciera todo eso porque lo odiaba, que le preguntase cada mañana porqué no se iba a su planeta, y él tener que aguantar el decirle la razón, porque en su planeta no encontraba nada, ¡no tenía nada! ¡En cambio! ¡Oh! ¡En Tierra! Tenía una razón para ir a una institución que no le pertenecía, gastar horas que jamás se recuperaría, negar su naturaleza que tanto adoraba, acostumbrarse a una picazón en una zona tan frágil como son los orbes, ¡amar!

¡Amar sin saber! ¡Que por su cabeza no haya otra idea mas que como su corazón daba vueltas y saltos al pensar en él! Y que por esta razón, no recordaba lo peligroso que era amar, siendo enemigos.

No recordaba los peligrosos indicios del hanahaki disease

En el patio de la eskuela había nacido una flor, una violeta, varias, en realidad. Zim las observaba curioso y atento, no recordaba porqué le resultaban desagradables e incómodas, era como ver una gusano, te gusta mucho ver como se retuerce intentando avanzar, pero te da tanto asco. Sabía que significaban algo malo, sin embargo. . . la cultura popular humana ya había profundizado demasiado su cerebro, simplemente apreciaba inexpresivo, ¿por qué las odiaba? ¿Por que. . . le resultaban despreciables?

Hanahaki DiseaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora