UNO

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.Alice.

Todavía no me creo que ya tenga 18 años, mi abuela siempre me ha dicho que disfrute de la vida porque se va volando, y tiene razón, en un abrir y cerrar de ojos ya era mayor de edad.

Lo único malo es que debo ir a la Academia de Elementos, cosa que no me agrada para nada ya que soy una refuga,  no tengo poderes y soy una exiliada en la sociedad elementista por los que todos en el pueblo me repudian e intentan no mirarme como si fuera contagiosa. Aún así debo ir para declararme a la escuela como refuga y que me clasifiquen como ello, esto es debido a que los elementistas tienen controlado cada numero de elementistas que hay en cada clan, los clanes proceden de familias reales bendecidas por los dioses de cada elemento. Flumen diosa del agua bendijo a la familia real de la región Fluctus conocida por sus fuertes capacidades de natación y artes gráficas, el siguiente dios, Mosn era la divinidad de la tierra y decidió bendecir a la realeza de la región Silva conocida por su gran habilidad para la agricultura y artes culinarias, luego le sigue la diosa del viento, Aura quien bendijo a la familia real de la región Ictu quienes destacaban por su gran control en las artes marciales y en su conocimiento por los astros, y por ultimo Ignis el dios del fuego y el mas temido, este dió su don a la familia real de la región Vocat, estos eran temidos por las demas regiones debido a su crueldad, muchos crearon el mito de que eran brujos, por eso eran tan fuertes y tenían tantas riquezas. O eso me dijo mi abuela de igual manera no pertenezco a ese mundo así que nunca me interesó el tema.

-Alice, ven necesito tu ayuda- escuché a mi abuela desde la cocina.

-Voy- me acerque a ella y toqué su hombro para llamar su atención, por que, desde que tengo memoria ella no ha tenido vista desde entonces ya que es totalmente ciega.

-Toma necesito que me leas el correo de hoy- dijo entregándome un montón de sobres.

Lo tomé y me dispuse a inspeccionarlo, solo veía facturas y ofertas de productos comerciales, hasta que encontré un sobre negro con un sello dorado con el símbolo de un dragon con mi nombre en él. No tenía ninguna duda se trataba de la solicitud de la Academia.

-¿Hay alguna cosa importante?- Se perfectamente que mi abuela es consciente de que mi solicitud estaba entre mis manos.

-No tranquila abuela es solo correo normal, nada en especial- dije con nerviosismo temiendo que me descubriera.

-Alice no me mientas soy ciega, no tonta, se cuando me mientes yo misma te crié- como pensaba ella ya sabía perfectamente lo que tenía entre mis manos.

-Ha... ha llegado mi solicitud- finalmente dije provocando una cara de preocupación en el rostro de mi abuela.

Mi abuela tardo un tiempo en reaccionar y simplemente se giró y se apoyo en la encimera -Cariño... hay algo que debo contarte antes de que vayas a la Academia y ocurra algo de lo que me arrepienta- dijo mientras se volvía hacia mi y me sujetaba las manos.

-¿Qué pasa abuela?- sus manos temblaban y me estaba empezando a asustar.

-Tus poderes, no fui lo suficientemente sincera contigo sobre ellos- no tenía ni idea de a que se refería.

-¿Qué no me has contado?- dije procupada por como actuaba.

-Se que esto que te voy a contar te va a impactar y tal vez no quieras volver a hablarme y lo entiendo, porque te he estado engañando todo este tiempo, desde que eras pequeña siempre te he dicho que no tienes poderes y que nunca podrás desarrollarlos, pero era mentira, yo solo intentaba protegerte y criarte como una niña normal, pero la verdad es todo lo contrario si que los tienes aunque aún no se han manifestado y nose cuando lo harán pero temo de que ese día llegue pronto.

LA ELEGIDA (En proceso) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora