5). Lujuria

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     No es amor, lo sé, lo juro. Es solo placer, un retorcido y podrido placer que recorre mi cuerpo al tocarla, al verla llorar tan desesperadamente, al escuchar mi nombre salir de sus labios. La deseo, quizás más que "el idiota ese", la deseo en todos los sentidos posibles, menos el amor, no la amo, de alguna manera la odio tanto como la deseo al mismo tiempo. Esto se volvió totalmente enfermizo y yo mismo lo reconozco.

Al estar viendo sus ojos, sus labios, su piel, su cuerpo, le doy toda la razón al imbécil de Toneri Otsutsuki al haberla secuestrado. Yo también lo he hecho y hace una semana que no vemos la luz del sol al estar en uno de los escondites abandonados de Orochimaru. Hace una semana la proclame completamente mía al llevarla conmigo lejos de todos.

Apoyada en uno de los rincones más oscuros, está llorando como una niña pequeña, indefensa, inocente. No sabe cuánto eso me excita y repugna al mismo tiempo. Su ropa se encuentra sucia y rota, mi sangre hierve al darme cuenta de lo endemoniadamente sexy que se ve en ese estado, aún estando despeinada se ve bien, ese estilo la hace ver salvaje. Otra motivación para cometer otro pecado por su culpa.

Al levantarme sube su cabeza esperando pacientemente su tortura de todos los días, que lástima que no estará preparada para lo que viene. La sangre seca por todo su cuerpo maltratado por mis ataques anteriores por sus antiguos intentos de escape y mí sencillo placer de lastimarla le da un toque más tétrico al ambiente.

-Sasuke-kun... por favor-. Yo solo sonrío.

Me agacho y la tomo por el cuello, la beso y la toco fuerte, brusco, tratando de lastimarla y darle placer al mismo tiempo, rompo su maltrecha ropa terminando de dejarla hecha pedazos como si fuera un animal salvaje, la dejo completamente descubierta ante mis ojos, la toco, la pruebo, me éxito y ella solo llora y gimotea, la despojo de su inocencia de la manera más vil posible, entrando en ella sin permiso y con brusquedad, tanta que incluso yo me lastimo, haciendo que un grito desgarrador por el dolor salga de tus labios rotos y temblorosos. Me emociona más saber que su cara se contrae del sufrimiento por mí. No me importa si la lastimo o no, yo solo sigo, soy un animal que la desea, esto es enfermizo. Ella me convirtió en esto.

No sé si es de día o de noche, ni cuantos días han pasado. Sé que te he tomado y poseído más de cincuenta veces desde la primera vez, te he robado la virginidad, tu inocencia, tu felicidad, tu vida y aun así no me odias, simplemente me miras con ojos llenos de lágrimas, ojos carentes de luz, de alma. No me odias y eso me irrita, me excita. Aunque en realidad todo lo que tiene que ver contigo me excita, parezco un animal en época de celo, y ahora entando encima de ti, entrando y saliendo, marcándote como mía, me doy cuenta que estoy siendo devorado por la lujuria.

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