Por mucho que lo intente, aun no recuerdo el día exacto en que todo esto comenzó. El día en que perdí las ganas y el empeño de seguir adelante y hacer algo con mi vida
¿Acaso esto es a lo que llaman depresión?¿o simplemente era que me había dominado una fuerza superior a mi determinación que me tenía sumida en una decadencia sin remedio?
No me siento enferma.
Soy como una post adolescente convertida en ama de casa, sin tener en realidad ninguna obligación. Un encerramiento voluntario.
Unos días se me hace fácil, solo ayudar a mamá en casa, lo justo para que deje de darme la vara. Darme una ducha relajante, arreglarme el pelo con esmero para mí misma, navegar un poco por las redes, lo justo para saber si seguía habiendo mundo, salir al patio y asegurarme si ha salido el sol o las nubes lo camuflan.
Otros días, en cambio, nada más abrir los ojos, siento una pesadez en mi pecho, una especie de angustia que me empuja a llorar sin motivo ni control.
Nadie más que yo lo ve, porque nadie mira al fondo del pozo en que me a veces me sumerjo. Murmuran de mis deberes, de mi obligación de vivir la vida, pero ¿y si nunca me sintiera preparada para dar ese paso?
No hace mucho yo era una niña normal, iba al instituto, inclusive llegué a tener algunas amistades que me definían como una niña tranquila y hogareña, una buena amiga, que no le gustaban las fiestas y las locuras típicas de la edad, pero que no importaba porque habría tiempo para todo.
Ahora, ni siquiera podía contar con esas personas, ya habían seguido adelante y yo, en una supuesta búsqueda de mí misma y mis aspiraciones, me había quedado rezagada en una pausa que ya duraba dos años.
El tiempo había pasado con rapidez, sumida en una rutina absurda. Como si mi tiempo en el mundo fuera ilimitado y mi imagen en el espejo no hubiese cambiado lo suficiente como para salir corriendo despavorida de las cuatro paredes de mi habitación.
Y ahora era el momento de decidir qué hacer, cómo continuar, o siquiera si quería intentarlo.
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Futuro incierto
Non-FictionRelato corto sobre la adolescencia y sus constantes incoherencias. Los sentimientos confusos y el aletargo de una difícil etapa.