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El castaño tomó asiento a un lado de su mejor amigo mientras acariciaba su cabello con una sonrisa llena de tristeza, era la segunda vez que le visitaba en la semana. Seguramente aquello pronto se le añadiría a su rutina, últimamente sentía más deseos de ir a verlo, no sabía ni entendía la razón, quizás era el remordimiento y que él era lo único en lo que pensaba durante todo el día, ¿Acaso estaba perdiendo la cabeza? No sabía, sólo quería estar a su lado, ser el primero que lo viera cuando se despertara y poder decirle que lo sentía. Era por esa razón por lo que aparte de los sábados también había comenzado a ir a visitarlo los miércoles, al menos las cosas habían mejorado un poco en cuanto a su estado de ánimo y ya no lloraba siempre que entraba a la sala del hospital.

Soltó un suspiro mientras se acomodaba mejor en el banco que se encontraba al lado de la camilla de Armin, ¿Qué debía hacer? ¿Hablarle como todos los días?, ¿Contarle algo nuevo de la escuela?, ¿Llorar nuevamente porque no despertaba? Si es que Armin lo escuchaba probablemente ya se había hartado de que todas sus visitas consistieran en puro llanto.

Finalmente se dedicó a mirar el cuerpo inerte de su mejor amigo, el comenzar a verlo constantemente había hecho que aquello se volviera casi una rutina y le había ayudado a que su llanto disminuyera, poco a poco había comenzado a asimilar el hecho de que Armin estaba en coma y conectado a un electrocardiograma, ya no le era tan duro entrar a la habitación y verlo de esa manera.

Le observó de arriba abajo e inevitablemente se dibujó una mueca en su rostro al ver que los mechones de cabello de su frente eran bastante cortos, recordaba lo mucho que a Armin le gustaba tener su cabello largo, a pesar de las miles de cosas que solían decirle gracias a ello, él seguía llevándolo de aquella manera, que le quedaba a una pequeña altura sobre sus hombros.

Ahora era bastante corto, lo que muchos consideraban "apropiado" para un hombre. Su abuelo no había dejado que su cabello volviera a crecer de la manera en la que lo tenía antes, una vez al mes solía cortarle el cabello y dejárselo en el estado en el que lo tenía cuando ocurrió su accidente. El señor Arlert solía decirle "A Armin le gustaría verse igual, se cortó el cabello por una razón, no creo que quiera tenerlo largo de nuevo." Eren prefirió no decir nada, sabía que Armin prefería mil veces su cabello largo pero se lo había cortado por las burlas que recibía hacia su apariencia.

Acarició sus cabellos e inevitablemente pensó en la cena del día anterior. Su padre había llegado más temprano que de costumbre, algo extraño puesto que nunca solía comer con ellos y generalmente solo lo veían en la mañana debido a lo exigentes que eran sus turnos.

"Eren... Armin finalmente dio señales"

Recordaba la alegría que sintió en el momento en que escuchó aquello, el impacto de ese momento había sido tan fuerte que había grabado todas y cada una de las cosas que estaban pasando en ese instante. Recordaba el olor del pastel de carne que su madre estaba sacando del horno, en sus platos llevaba un bowl con ensalada y no había podido evitar sentir una inexplicable alegría, tanta había sido su emoción que sentía que iba a llorar, sin embargo todo aquello se deshizo en un segundo puesto que no había terminado de escuchar lo que su padre estaba diciendo.

"Pero no fueron buenas, casi lo perdemos... Está muy delicado en estos momentos, sigue con vida pero no sabemos si será así por mucho..."

"¿Eh?"

"¡Eren!"

Seguido de ello recordaba haber oído el sonido de porcelana rompiéndose, su madre gritando espantada. Todo se volvió borroso, lo único que recordaba con claridad era el dolor que sentía en su corazón, el mismo que sintió aquel día en el que ocurrió todo el accidente de Armin.

Lose You [SNK] [Eremin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora