Capitulo 5

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Luego abrió su armario y rebuscó entre sus prendas hasta encontrar un jinbei gris con discretas rayas blancas, que se puso como pijama. Después, recorrió la habitación cerrando las ventanas y corriendo las cortinas, creando una atmósfera de intimidad. Apagó las luces que iluminaban tenuemente el cuarto y finalmente se acercó al futón donde descansaba la pequeña shinigami. Se acomodó con cuidado en una esquina, procurando no perturbar el sueño de su compañera.

Ichigo: Fuuff, que día tan largo… Espero que mañana sea más tranquilo… Hasta mañana, Rukia. Respondió el niño deseándole buenos sueños a su amiga.

Por primera vez en mucho tiempo, el shinigami sustituto se entregó al sueño con una serenidad inusual. Lejos quedaban los temores, las preocupaciones, los traumas y la constante alerta que las batallas habían grabado en su alma, aquella noche, la paz reinaba en su corazón y cerebro.

Al día siguiente.

En la casa estilo japonés, se encontraba Ichigo y Rukia, convertidos en niños de 5 años, durmiendo plácidamente en su amplio futón con sus almohadas y sábanas delgadas de alta calidad, se abrazaban con cariño, ajenos al mundo exterior. Sin embargo, el suave resplandor del amanecer comenzó a filtrarse por un resquicio de la cortina, perturbando sus sueños.

Ichigo: Zzzzz… Mmm… 5 minutos más… Dijo murmurando, aferrándose a la calidez del futón.

Unos minutos después, Kurosaki fue el primero en abrir los ojos lentamente, su mirada se posó en el techo beige de la habitación. Un vago desconcierto nublaba sus sentidos.

Ichigo: Mmm… ¿Qué pasó…? ¿Dónde estoy? ¿Por qué hablo como un niño? Pregunto confundido recorriendo la estancia con la vista, un instante después, un recuerdo lo iluminó.

Ichigo: “Oh, es verdad… He vuelto a la vida” Pensó el pelinaranja dándose una palmada en el rostro.

Rememorando los acontecimientos del día anterior y la reencarnación que le había concedido el Rey Espíritu, ya que había sido asesinado cruelmente a manos de sus enemigos en las grandes guerras que se presentaron en el mundo. Luego intentó levantarse del futón, pero algo se lo impidió, el peso cálido contra su cuerpo, el suave roce de la piel contra la suya, lo detuvieron. Al levantar el borde de las sábanas, una bocanada de aire frío contrastó con el calor que emanaba del cuerpo que lo aprisionaba, sus ojos se abrieron con sorpresa, un rubor tiñendo sus mejillas.

Rukia dormía profundamente, aferrada a él como una enredadera, su cabeza descansaba sobre su pecho, el suave subir y bajar de su respiración resonando contra su piel. Su mano pequeña y cálida, estaba entrelazada con la suya, un lazo silencioso en la penumbra de la habitación, pero fue la revelación bajo las sábanas lo que realmente lo dejó sin aliento: su amiga estaba desnuda, la delicada piel blanca de su cuerpo pequeño, la curva de sus hombros, la delicada línea de su espalda, sus piernas delgadas y su pequeño trasero expuesto al aire.

Rukia: !!!¿Qué rayos, Rukia?!!! !!!¿Cómo llegaste aquí?!!! !!!¿Cómo llegué yo aquí?!!! Grito impactado con la cara roja.

Recordó con claridad que, al acostarse la noche anterior, se había quedado dormido en una esquina del futón. Ahora, en cambio, se encontraba en el centro de la gran cama, abrazado a su amiga, un torbellino de preguntas sin respuesta lo asaltó. Ichigo, con el corazón latiendo con fuerza, intentó liberarse del agarre de Rukia con la mayor delicadeza posible. No quería despertarla de golpe, pero la situación era sumamente incómoda, sus mejillas ardían y su mente divagaba entre la sorpresa y la vergüenza.

BLEACH: Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora