BLEACH: Viaje Al Pasado

Capitulo 1

Arco de Ichigo Kurosaki Shiba.

Año 2026.

El planeta Tierra una vez fue un oasis de vida en la inmensidad del cosmos, ahora era una cicatriz purulenta. La atmósfera, antes protectora, era una capa tóxica que asfixiaba todo lo que tocaba o respiraba. El viento, soplando caliente y cargado de ceniza, gemía como un alma en pena a través de los restos carbonizados de los bosques. Los árboles, antes majestuosos y únicos, ahora eran esqueletos retorcidos y quemados, como las garras de un gigante agonizante clavadas en la tierra agrietada.

La arena, una vez suave y cálida, era ahora vidrio pulverizado que cortaba como mil cuchillas bajo los pies descalzos de un explorador solitario. Un hedor a azufre y carne quemada impregnaba el aire, un recordatorio constante de las muertes de personas y animales que había consumido el planeta. Los océanos, antes cristalinos y llenos de vida, ahora eran espejos de un rojo incandescente, burbujeando con gases venenosos. Era un paisaje infernal, una pesadilla hecha realidad, un testimonio mudo de la arrogancia de una especie que había condenado su propio hogar.

La Sociedad de Almas, lugar donde habitan y gobiernan los Shinigami, los encargados de enviar allí al resto de almas y mantener el orden, justicia y equilibrio del Universo, se había convertido en un páramo infernal, edificios, viviendas, estructuras y escuadrones ahora eran escombros humeantes y destruidos, las calles y pavimentos antes pulcras y silenciosas, resonaban con los lamentos de espíritus errantes.

Hueco Mundo, la dimensión en la que habitan los Hollows y los Arrancar, los antagonistas de los Shinigami y los principales enemigos, tampoco se había librado de la devastación. Las Gargantas, antes oscuras y misteriosas, ahora eran cicatrices abiertas en el tejido de la realidad, vomitando hordas de monstruos sedientos de almas hacia el Mundo Humano. Sin la barrera protectora de la Sociedad de Almas, el equilibrio entre los mundos se había roto por completo. El flujo de almas era caótico, desbordando los límites de la existencia, los Hollow y seres desconocidos desatados, sembraban el terror en cada rincón del planeta.

La destrucción de la Sociedad de Almas, Mundo Hueco y Mundo Humano marcó el inicio de una nueva era, una era de incertidumbre, caos, desesperación y destrucción. Sin un Rey Espíritu, ni un Capitán Comandante y ningún gobierno neutral que los dirigiera, los Shinigami se dispersaron, cada uno buscando su propio camino. Sin embargo cada uno de ellos cayeron a manos de sus enemigos para quedar eliminados de la existencia al igual que los Quincy.

El Mundo Humano, antes un lugar seguro, se convirtió en un campo de batalla, donde Shinigami, Hollow, Quincy, Fullbring, Demonios, Seres Divinos y diferentes razas que existían luchaban por el dominio. La línea entre la vida y la muerte se volvió cada vez más difusa, y la humanidad se encontraba al borde de la extinción. Y en medio de esta desolación, solo quedaban 5 seres sobrevivientes de diferentes razas luchaban para ver quien sería el gobernante de este mundo apocalíptico.

En una gran lucha titánica los 5 seres más poderosos combatían en una danza macabra a través de un cielo convulso, sus batallas sacudiendo el terreno, la tierra, el cielo y el espacio con explosiones y ondas hasta sus cimientos. Entre estos enfrentamientos se encontraba nuestro protagonista Ichigo Kurosaki Shiba, con su Bankai Verdadero desatado en un rugido de energía espiritual poderosa, se erigía como un faro de esperanza en medio del caos, cada golpes y cortes con sus espadas Tensa Zangetsu era un trueno que retumbaba en el firmamento, mientras la tierra se estremecía bajo sus pies.

Un testamento a la voluntad indomable del Shinigami Sustituto, el calor abrasador del combate hacía hervir su sangre y el hedor de la destrucción impregnaban el aire, creando una atmósfera opresiva que amenazaba con sofocar a cualquier ser vivo. La visión del hombre se le nublaba por la adrenalina, la imagen de aquellos a quienes protegía, de aquellos a quienes había jurado defender, lo había perdido todo, pero aún así impulsaba a seguir adelante, a no ceder ante la oscuridad que lo rodeaba.