Once en punto. Un grito hizo que cerrara su libreta de golpe, respingando al instante. Salió de su habitación, para encontrarse con la imagen de un zombie comiendose a un humano en la pantalla de su televisión.
- ¿Esas son tus series favoritas? - cuestionó, tomando el control remoto y apagando la pantalla.
- Me la recomendó YeonJun - murmuró, encogiendo los hombros - lamento despertarte.
- Estaba despierto - aclaró - vamos, a dormir.
BeomGyu asintió, y siguió a su mayor a través del pasillo, entrando en su habitación. Se recostó mientras TaeHyun lo cubría con sus cobijas y se levantaba.
- Descansa - le dijo, cerrando la puerta.
Pero él no quería dejarlo así, no por ahora. Se levantó y abrió lentamente la misma, descubriendo que su compañero encendía el televisor y seguía con la serie.
Si él era miedoso, TaeHyun lo era mucho más. Se quedo ahí, observando como se encogía en el sillón, tapando la vista con sus manos. Fue y apagó la televisión, quedando en su frente.
Era algo ilógico que le mandara a dormir si él no hacía lo mismo.
- Kang TaeHyun - lo llamó, frunciendo ligeramente el ceño.
El nombrado se sonrojó, desviando la mirada. Entonces BeomGyu estiró sus brazos y lo cargó, como un koala; y lo llevó hacia su habitación.
Ambos se recostaron en la cama, viendose fijamente el uno al otro. Pero no decian nada, así que BeomGyu le sonrió de lado, atrayendolo a su pecho como el día anterior.
- A dormir, hyung - susurró en su oído, feliz.
TaeHyun odiaba los viernes y las maratones o series de BeomGyu. Pero, en secreto, los amaba también.
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